Luego de la nota publicada por este medio, en la que se informó sobre el acuerdo oculto entre el concejal Miguel Nadeff y Sebastián Mincarelli para su próxima candidatura legislativa, el edil salió públicamente a desmentir dicho entendimiento.

Digno de ser analizado por un especialista, el doctorcito se mostró alterado y muy efusivo, como cuando alguien intenta tapar algo que realmente hizo, y no desmentir lo imposible.

En el desquicie, utilizó el viejo y ponderado ataque a quien lo descubrió, acusando al medio de “mercenario”, como si eso tapara su bajeza a la hora de negociar y llevar acuerdos con los principales enemigos políticos de quienes lo pusieron en la banca.

Lo que no cuenta Nadeff son las escasas horas que en realidad dedica a lo que tendría que ser una vocación política: su rol de concejal, ya que tiene cuatro trabajos y jamás fue un militante político, sino que fue premiado por Enrique Slezack gracias a la influencia de su hermana quien oficiaba de “contadora” personal del municipio.

Él mismo reconoce que hace más de un año que no va a Puerto Madero, políticamente desde que ganó Cambiemos, es decir que reconoce que durante su gestión como concejal siempre fue un lugar al que le ha gustado concurrir lejos de cualquier expresión “nacional y popular”.

Las pruebas las ha publicado él mismo en las redes sociales, mostrándose en fiestas electrónicas, hasta altas horas de la mañana donde acompaña a su esposa que es fan de este tipo de eventos que se caracterizan por el excesivo consumo de agua mineral.

Mientras tanto, la ciudad desde hace años sufre un abandono en las políticas que mejoren la calidad de vida de los vecinos, y Nadeff parece no comprender la responsabilidad que tiene en este sentido. En cada lluvia, en cada pozo, y en cada barrio donde los vecinos exigen respuestas, este medio visibiliza los reclamos mientras el concejal está de pachanga.

Por último, es dable destacar que su propio entorno político en los últimos meses lo observa detenidamente, dejando entrever que no le creen, lo ven como un “Potes” del 2017. De todos modos eso no es trascendental ya que entendemos que son los vecinos los que elegirían con su voto.

Como medio local le rogamos doctor, que cure su hipocresía y en este último año de mandato se dedique a la tarea que el pueblo de Berisso le confirió, para que represente al vecino, camine los barrios, y deje las operaciones solo para el quirófano, basta de resto-bar.