Panorama Político Bonaerense

Vidal mina el terreno para la llegada de Kicillof a la provincia

El gobierno saliente prepara le terreno para la llegada del próximo mandatario bonaerense. (Dibujo: NOVA)
El gobierno saliente prepara le terreno para la llegada del próximo mandatario bonaerense. (Dibujo: NOVA)

Por Maxi Pérez (@perezmaxi), corresponsal de NOVA en Casa de Gobierno y Legislatura bonaerense

Lo que parecía que iba a ser una transición ordenada en territorio bonaerense, finalmente se convirtió en un verdadera “guerra de guerrillas” en cada una de las áreas de gobierno en las que la gobernadora María Eugenia Vidal busca dejar los papeles y las cuentas ordenadas, pero con “minas” que exploten ante los primeros pasos de su sucesor.

El primer estallido no fue de una mina, sino del misil teledirigido que representó el aumento de la luz que comenzaría a aplicarse a partir del mes de enero, pero esta semana se conocieron otros elementos que podrían representar un serio problema para la futura administración.

La deuda en dólares representa una bomba de tiempo en sí misma, ya que representa el 80 por ciento de la cartera de créditos bonaerenses y tras la última devaluación, aumentó en cerca de 130 mil millones de pesos, de los que deberá hacerse cargo el próximo gobierno.

De la misma manera que del rojo fiscal de 70 mil millones de pesos que admitió Federico Salvai esta semana y que Carlos Bianco le sugirió que sea cubierto con una transferencia extraordinaria de Nación para que la provincia no siga emitiendo deuda que condicionen las cuentas públicas en el futuro inmediato.

Según el oficialismo, en la caja de la provincia quedarán “dos masas salariales”, para que el gobierno entrante pueda hacer frente al pago de sueldos y aguinaldos entre diciembre y enero, sin poner en riesgo la continuidad de los ingresos, sin embargo en el equipo de Axel Kicillof reina la desconfianza sobre esa promesa.

Además existe mucha preocupación sobre los trascendidos que indican que en prácticamente todas la áreas del gobierno bonaerense se dio la orden de destruir documentación que podría ser sensible para hacer el seguimiento de parte de lo que se hizo en el marco de las múltiples “emergencias” que declaró el gobierno de Cambiemos.

En materia de inversión en infraestructura, principal caballito de batalla de la gestión actual, las transformaciones están muy lejos de representar los volúmenes que se promocionaron durante la campaña y la mayoría de las que sí se encuentran iniciadas, están paralizadas desde hace por lo menos 8 meses por la falta de financiamiento o por el pedido de actualización de costos de las empresas ante la inflación y la suba del dólar.

Es decir que cada ruta, cada puente, cada guardia de un hospital que fue reparado tiene en su interior también una bomba de tiempo que puede explotar en cualquier momento y complicar la futura gestión del kirchenrismo, por lo que en el entorno de Kicillof ya adelantaron que le van a dedicar muchos esfuerzos a realizar una auditoría pormenorizada de lo que deja el gobierno macrista.

Y si bien no hay certezas sobre quiénes serán los integrantes del gabinete del próximo gobierno, está claro que cada uno de los espacios políticos que conforman el Frente de Todos tienen sus propios intereses y ya están afinando la puntería para desactivar las minas que vino sembrando el Ejecutivo saliente.

Desde el massismo por ejemplo, tienen especial atención en la estructura judicial de la provincia y especialmente en el rol del procurador Julio Conte Grand, al que le vienen reclamando un paso al costado, bajo amenaza de avanzar con un juicio político si no reconoce sus errores y simplemente se retira en silencio después del cambio de gestión.

El denominado grupo “de los intendentes” está haciendo especial hincapié en el sistema de transferencia de recursos y su máximo referente, Martín Insaurralde, espera a partir del 10 de diciembre recuperar el protagonismo bonaerense y salir del ostracismo al que se autocondenó luego de la conformación del Frente de Todos.

El cóctel se completa con salarios bajos, falta de insumos, deudas en dólares, edificios públicos que se caen a pedazos y hasta la incertidumbre de quién o quiénes van a ser los principales referentes de la oposición, en medio de la disputa entre el PRO y el radicalismo, por lo que el futuro gobierno deberá moverse con pies de plomo en los primeros meses de la gestión.

Comentarios