Primera B Metropolitana

La Villa igualó ante Flandria y en el 2020 va por el ascenso

Paridad sin goles.
Paridad sin goles.

Por Leandro Duba - El Día

Villa San Carlos le puso un broche de oro a una campaña que quedará en el recuerdo. No le pudo ganar a Flandria, (0-0), es cierto, pero redondeó una temporada excelente, que comenzó con la obtención del ascenso, tras ganar el reducido, continuó con la clasificación para la Copa Argentina, algo que no conseguía después de cinco años, y culminó en la tarde del sábado, quedando muy cerca de alcanzar el Apertura de la B Metro, premio que, finalmente, se lo llevó Almirante Brown.

Las cerca de tres mil personas que acudieron al Genacio Sálice, despidieron de pie a los jugadores y cuerpo técnico, más allá de que la victoria no pudo ser posible.

Eso demuestra que el equipo siempre tuvo el respaldo necesario de un público que le fue fiel y que no lo dejo de alentar en las buenas ni en las malas. La ovación que le tributó la gente después de culminado el partido es el reflejo de un amor incondicional por la camiseta y por el esfuerzo de un grupo de jugadores que ya forman parte de la historia, aunque no haya habido vuelta olímpica.

ATADO E IMPRECISO

San Carlos tenía la necesidad de ganarle a Flandria, y esperar que llegaran buenas noticias desde Vicente López para ilusionarse con una hipotética consagración.

Arrancó el partido con un equipo Celeste atado de pies y manos, irresoluto; que no estuvo preciso con la pelota al pie. Le costó acomodarse en el terreno de juego y eso le posibilitó el trabajo de Flandria, que sin nada que perder, terminó mostrando mejores facetas que el dueño de casa.

Alegre trató de manejar la pelota y los tiempos, pero estuvo impreciso. Lugones, metedor y corredor, nunca tuvo claridad en su juego; mientras que tanto Portillo como Miranda quedaron prácticamente aislados, que en contadas ocasiones le llegaron pelotas limpias.

El Canario dejó una mejor impresión durante la primera mitad, a partir del trabajo de Francisco Nouet y de Manuel López.

La visita controló la pelota y los espacios, pero no lastimó casi nunca, salvo aquella jugada, a los 10, en la que Gonzalo Giménez, después de aprovechar un grosero error de Oroná en la salida, la tiró por arriba, ante la mirada de Tauber.

El Celeste fue un manojo de ansiedad y nerviosismo. Por eso le costó hacerse dueño de las acciones. La más clara la tuvo a los 31, con una media vuelta del Pájaro Miranda que se fue apenas desviada sobre el segundo palo.

NADA DE NADA

En la parte complementaria, el partido se hizo más intenso, abierto. Con un San Carlos que apostó a los pelotazos, y con un Flandria, que respondió de contraataque.

Las subidas por derecha de Juan Ignacio Saborido fue la clave para comenzar a llevar peligro. Sin embargo, en los últimos metros, los intentos del local se desvanecieron, no sólo por el buen trabajo de los centrales, sino también por la seguridad que transmitió el ex arquero de Gimnasia, Yair Bonín.

Flandria lo pudo haber ganado con un cabezazo en el travesaño de  Manuel López. Y San Carlos también, cuando Lugones se perdió un gol increíble debajo del arco, a los 40 minutos.

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