El Poder Hoy

El peligro de la dependencia

La administración K parece obsesionada con los anuncios. La consigna parece ser que la Presidenta encabece diariamente algún acto para presentar algo, sin importar mucho el contenido.
La administración K parece obsesionada con los anuncios. La consigna parece ser que la Presidenta encabece diariamente algún acto para presentar algo, sin importar mucho el contenido.

LA PLATA, Febrero 08.-Así es como Cristina un día aparece hablando del plan canje de calefones, luego se refiere al boleto electrónico para combatir la falta de monedas y después presenta un acuerdo con los gremios de Aerolíneas Argentinas y Austral como si fuese el relanzamiento de la línea aérea de bandera.

 

Lo que falta, precisamente, son definiciones acerca de cómo se hará para enfrentar un contexto internacional muy desfavorable. Vanagloriarse, como dicen algunos funcionarios, de que en la Argentina aún no se registra el nivel de despidos que se produjo en otros países es un razonamiento cuasi infantil. Y puede traer serias consecuencias.

 

La administración K no muestra la menor señal de cambio y hace del centralismo extremo su razón de ser. Es más, pocas veces se puso tan de manifiesto, como en la semana que pasó, la dependencia política y económica que tiene la administración de Daniel Scioli de la Casa Rosada. No sólo por el refinanciamiento de deuda por más de $ 2.900 millones que fue firmado por Cristina, para darle un poco de oxígeno a las cuentas bonaerenses, sino también por la decisión del mandatario provincial de no diferenciarse de los K en cuestiones claves de la coyuntura nacional.

 

No son pocos los funcionarios y dirigentes políticos de la Provincia que reconocen que la situación se está volviendo insostenible. Ocurre que, por más que se difundan encuestas de dudosa veracidad sobre el presunto favoritismo de Kirchner de cara a las elecciones legislativas en la Provincia, la imagen real del matrimonio presidencial viene en picada. Y el proceso se acelera cada vez más en el interior como consecuencia de la crisis que atraviesa el campo: varios municipios bonaerenses se encuentran entre los más afectados por la sequía.

 

El viernes último el gobernador tuvo una excelente oportunidad de marcar cierta distancia con la casa Rosada, cuando se lo consultó por la política de retenciones. Pero Scioli fue tajante y se mostró en contra de bajar este gravamen que es altamente regresivo y que afecta sobremanera a la producción agroindustrial, en momentos en que el mundo -incluida la Argentina- atraviesa por una crisis estructural.

 

Otro interrogante que se plantea gran parte de la dirigencia bonaerense es la forma con que la Casa Rosada está evitando dar apoyo político a Scioli a la hora de enfrentar los graves problemas que afronta la gestión bonaerense. Un caso concreto es la inseguridad y los casos de corrupción que salpican a algunos popes de la Policía bonaerense. Por eso generó malestar el desdén que mostró el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, cuando minimizó las amenazas de muerte que recibió Daniel Scioli. “Son cosas que suceden siempre. A mí no me sacaron nunca de la municipalidad como intendente por una amenaza de bomba”, dijo el funcionario, y generó ira en la Gobernación.

 

Además, la presidenta, desde que llegó al sillón de Rivadavia, sólo en contadas ocasiones se refirió al problema de la inseguridad, el principal flagelo que aqueja a los bonaerenses. En otras palabras, dejó a Scioli librado a su propia suerte ante un drama que exige soluciones de fondo que apunten a una verdadera profesionalización de las fuerzas de seguridad.

 

Se vienen días difíciles. El comienzo de clases está a la vuelta de la esquina y ni siquiera se le puso fecha a la paritaria salarial (la Provincia está aguardando lo que se defina a nivel nacional), donde se decidirá cuál será el aumento que se les ofrecerá a los gremios docentes, que al igual que los estatales están pidiendo un 25% de incremento salarial. Si no existe ni siquiera convocatoria, es muy difícil que empiece el ciclo lectivo.

 

Varios funcionarios sciolistas reconocen que están entre la espada y la pared, dado que pelearse con la Casa Rosada significaría generar un conflicto institucional entre el poder Central y la principal Provincia del país. Se trata de una encrucijada con final abierto.(Fuente: Diario HOY)

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