Panorama político bonaerense

El presente tan temido

La crisis obliga a Scioli a prestarle más atención a dos de sus funcionarios: al recaudador Perelmiter y al ministro de Economía, Alejandro Arlía.
La crisis obliga a Scioli a prestarle más atención a dos de sus funcionarios: al recaudador Perelmiter y al ministro de Economía, Alejandro Arlía.

LA PLATA, Agosto 29 (Por Martín López Lastra) Las buenas noticias no llegan y las pocas que pueden producirse sirven para alargar incertidumbre acerca de la crisis financiera en el Estado bonaerense.  En conceptos deportivos, los anuncios más apocalípticos están muy presentes pero la suerte, algún destello de habilidad más que oportuno evita el penoso título de la virtual quiebra en las finanzas provinciales.

 

Desde el oficialismo, se adjudica este penoso presente de la gestión del gobernador Daniel Scioli a variables propias ligadas a la crisis internacional que provocan una baja en la recaudación, más allá de ciertas informaciones que quieren amortiguar una realidad negativa.  

 

Confiaron y demasiado en el principio basado en la fidelidad hacia el matrimonio Kirchner en cuanto a recibir una asistencia directa proporcional a la incondicionalidad mantenida desde el inicio de gestión y que se amplificó durante la campaña electoral que terminó en derrota. La otra frase de cabecera relativa a que el gobierno nacional evitaría tener un 40 por ciento de problemas -en referencia directa al porcentaje de población bonaerense sobre el total país-, parece que necesita alguna revisión y alguna validación fáctica.

 

De otra manera no se explica tanta tensión y tanto conflicto profundizado al que se hace acreedor Daniel Scioli quien cuando intenta el despegue lo hace tímidamente y cuando hace gestos de fidelidad que le propinan importantes costos políticos no recibe la consideración esperada desde Balcarce 50.

 

Desde la orilla opositora provincial la explicación suele ser muy diferente y la adjudican a una combinación de subestimación, ingenuidad y desidia.  Un legislador que da el debate desde ese sector señaló que la génesis de este presente debe encontrársela en un desprolijo presupuesto para el ejercicio 2009. 

 

En ese cálculo justamente se hicieron muy mal las cuentas respecto de la inflación, de los niveles de actividad económica y hasta del valor del dólar, dato más que importante para el establecimiento de distintos costos operativos. 

 

En las matemáticas no estaría sólo la clave, sino también en cierta cuota de ingenuidad política. Es respecto de no haber calculado las tradicionales demandas salariales que iban a surgir. En todo caso, ante la aparición en escena de tales reclamos haber hecho las previsiones ante la concesión, que como se sabe, finalmente se realizó con docentes y diferentes sectores de la administración pública.

 

Otras argumentaciones añaden a este cuadro la posibilidad de un excesivo gasto de ejecución de gestión, como referencia más leve, durante los meses de campaña electoral. Todo aportó hacia un contexto explosivo en las finanzas que aún resta determinar cuál es la dimensión del daño registrado y cuales son los caminos de recuperación.

 

Está claro que no hay buenas noticias al respecto y que se deberá buscar el mal menor que, hoy por hoy, suelen ser los empréstitos para lo cual, agotada esa posibilidad en el sector interno hay que recurrir a mercados de capitales internacionales cuyas condiciones ante la necesidad extrema se convierten en un huevo de la serpiente para futuras generaciones, esto es para cuando se deba amortizar esa deuda.

 

Pero la cuestión no está tan fácil, teniendo en cuenta que hace falta todavía abrir el candado impuesto por una ley de responsabilidad fiscal que impide a las provincias endeudarse más de la cuenta. En conclusión el camino es por demás ríspido y exigirá un monitoreo intensivo. Sobre el filo de esta semana desde la Agencia de Recaudación ARBA salió un paquete de propuestas que incluyen aumentos de impuesto inmobiliario, a la herencia y hasta gravámenes internacionales en los puertos. Ese organismo, por su lado salió de intensiva búsqueda de morosos  para que se acuerden de un estado con el que hay que cumplir.

 

Son todas estas vías que hay que recorrer y a las que está obligado el mandatario provincial. No son pocos los que afirman que tanto despegue tímido provocó exigencias de mayor fidelidad y alineamiento de parte de un kirchnerismo que está procurando rearmar baterías, porque, ante tanta división opositora, ve un 2011 tan abierto como lo fue en junio de este año.

 

Entre tanta situación de un presente de aparentes hostilidades entre kirchnerismo y Scioli se produjo el envío de algún “salvavidas” financiero, según relatan distintos voceros. Ocurrió en un lugar no tan pensado para estas cuestiones pero que no sorprenden. En el último acto desarrollado por el desembarco de Kirchner en Tres de Febrero y poco antes de una conferencia de prensa, el ex presidente le confirmó verbalmente al gobernador que el famoso aporte por el programa de asistencia financiera ya estaba por concretarse. Pero no hubo nada más que un análisis de costos políticos.  Los que le pueden ocurrir a la Nación por no  brindar esta ayuda para evitar explosiones sociales. La misma ayuda o, como se dijo pago de deuda, se le ofreció a Córdoba sobre la hora.

 

Como se dijo, el kirchnerismo festeja que un par de cosas no menores le han salido bien y piensa en otro tipo de despegue, del supuesto avión que lo deposite nuevamente en el aeropuerto en 2011. Scioli, al día de hoy, no parece estar en sus planes para repetir un período. Desde los integrantes del sector paladar duro no están dispuestos a realizar un esfuerzo para garantizarle un nuevo período en la Provincia porque no lo ubican en el círculo más exquisito de los confiables y además porque el rasguño profundo de la derrota parece haber dejado muchísimas secuelas.

 

Están también los denominados “Halcones”, sectores a los cuales se les está adjudicando -aunque no para admitir públicamente-, que para Scioli la opción de asumir como diputado nacional  es más que atractiva cuando la actividad transcurre en un valle de lágrimas. Desde el oficialismo aceptan que hay un reto en ese sentido y que en todo caso, hay una expresión de deseos, pero se trata de una especie alejada de la realidad.

 

En el oficialismo no son ingenuos y conciben todo como una enorme operación de esmerilamiento y que, mientras Néstor Carlos no haga apreciaciones públicas negativas hacia el quehacer provincial, ese silencio se interpretará como señal positiva.

 

Mientras tanto, en el gobierno de Scioli se arman circuitos de entendimiento político con sectores más diversos del post kirchnerismo y del duhaldismo, aunque todo se sugiere sin hacer mucho ruido.

 

El acercamiento al sector de Alberto Fernández, que maneja una singular  estructura parlamentaria en el Congreso y en la Legislatura permitièndole a Scioli una oxigenación para al menos promover acciones autónomas lejos del kirchnerismo cuando entienda necesaria esa acción.  Asimismo, con Eduardo Duhalde ya en “off the record” son aceptadas las distintas entrevistas mantenidas con el gobernador. En anteriores columnas se sostuvo que hubo de parte de su antecesor un consejo de acercarse al campo y ahora se sospecha que la vuelta a la limitación del horario de nocturnidad en boliches bailables tiene mucho que ver con esos contactos.

 

Con respecto al acercamiento al campo vale una apreciación respecto de cierta oportunidad que se dejó de aprovechar. Ocurrió esta semana con el famoso veto  a la ley de emergencia agropecuaria que eliminaba retenciones a productores de 22 distritos del sur provincial. Los seguidores de los últimos meses de Scioli en el gobierno esperaban con ansiedad que él fuera coherente con sus dichos del año pasado cuando pedía abiertamente esa eliminación impositiva para los productores.  Tuvo ayuda en importante cuantía de parte de su ministro de Asuntos Agrarios, Emilio Monzó.  Cuando se esperaba que el gobernador tomara la bandera y promoviera al menos un debate trascendente, hubo un silencio reticente donde las iniciativas en ese sentido fueron a parar hacia la balanza de la Casa Rosada. Es indudable que Scioli en abstracto promueve iniciativas que luego cuando las circunstancias lo inducen a cumplirlas con coherencia estas no se concretan. Se va minando así, de manera peligrosa, el vínculo de credibilidad que Scioli empezó a generar con ciertos “gestos” como la visita a la Sociedad Rural.

 

Las circunstancias de este presente implica tal vez cambiar de estilo y profundizar gestos y decisiones con iniciativa hacia el debate. El impuestazo, no muy positivo, puede ser un ejemplo, pero la ansiedad exige, por sobre todas las cosas soluciones de manera inmediata. (Fuente: Agencia NOVA)

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