Entrevista exclusiva en Radio Sur

Habla el antropólogo que encontró los restos del “Che” Guevara en Bolivia

El antropólogo Alejandro Incháurregui entrevistado por el Programa “Por Nosotros” que conduce Bárbara Camilletti.
El antropólogo Alejandro Incháurregui entrevistado por el Programa “Por Nosotros” que conduce Bárbara Camilletti.
El cadáver del revolucionario exhibido en Vallegrande.
El cadáver del revolucionario exhibido en Vallegrande.

BERISSO, Julio 27 (Por Bárbara Camilletti, especial para www.BerissoCiudad.com.ar) El programa radial “Por Nosotros”, que se emite todos los sábados de 13 a 14 por Radio Sur 105.1, esta semana tuvo como invitado especial al antropólogo Alejandro Incháurregui, uno de los fundadores del prestigioso Equipo Argentino de Antropología Forense y quien tuvo el privilegio de haber participado en la búsqueda e identificación de los restos de uno de los iconos del siglo XX: Ernesto “Che” Guevara.

 

Al comenzar la charla, Incháurregui comentó los inicios de la organización científica creada con el fin de aplicar técnicas de antropología para descubrir qué había sucedido con las personas desaparecidas durante la dictadura militar: “La motivación para la conformación del Equipo Argentino de Antropología Forense tenía que ver con la historia reciente, es decir la figura represiva emblemática de la dictadura de 1976 a 1983 es la desaparición. Hay que tener en cuenta que la desaparición no es solo secuestrar gente, llevarla a un centro de detención, en la mayoría de los casos asesinarla, sino también disponer del cuerpo”.

 

“A partir de esa sofisticación de la figura y del trauma que implica la desaparición para los allegados de la víctima es que resulto muy relevante desde el punto de vista personal y social la recuperación de los restos de los desaparecidos. Como la metodología de deshacerse de los cuerpos básicamente residía en dos posibilidades, tirarlos al río o al mar, o sepultarlos en cementerios municipales como NN, es en este último caso en que uno podía recoger los restos luego de hacer una hipótesis de quién es la víctima, exhumarlos con técnicas de arqueología prehistóricas, recuperar los 206 huesos que tiene un esqueleto maduro y las 32 piezas dentarias. Con eso comparar información pre mortem con información pos mortem, que es la que provee el esqueleto, y de esta manera establecer una identificación”, detalló el profesional.

 

Esta organización científica se volvió mundialmente conocida por haber identificado el cuerpo del revolucionario “Che” Guevara. Con respecto al tema, el antropólogo manifestó: “El origen de la búsqueda de los restos del Che comenzó en el año 95 cuando John Lee Anderson, a mi modo de ver el mejor biógrafo del Che, estaba entrevistando a militares que participaron de la represión de la guerrilla en Bolivia en el año 67 y entrevistó al general retirado Mario Vargas Salinas, quien le dice que el Che estaba enterrado en el Aeropuerto de Vallegrande”.

 

“Anderson publica estos dichos en noviembre del 95 en New Time y el entonces presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, ante la divulgación mundial de la noticia se ve en el brete de tener que hacer algo al respecto, entonces conforma una comisión compuesta por dos generales del Ejército Boliviano y por el Ministro del Interior Hugo San Martín. Esa comisión me convoca a mí para buscar los restos, pero luego Vargas Salinas dijo que no sabía dónde estaba el cadáver del Che, es decir, primero lo dijo, se público, se creó una comisión y luego no se retracto pero no aportó más información. La cuestión es que no obstante se creó la comisión y pidieron ayuda técnica porque los bolivianos no sabían cómo obrar para buscar los restos”.

 

Continuó explicando el proceso de trabajo que los llevó a la identificación de los restos de Guevara: “En el año 67 hubo cuatro sucesos de muertes de guerrilleros, ya sea en enfrentamiento o detención y ejecución entre el 30 de agosto del 67 y el 14 de octubre, entonces hubo cuatro episodios en los cuales mataron gente y ocultaron los cuerpos, por lo tanto en principio la hipótesis era que había cuatro lugares de inhumación. En la búsqueda encontramos primero el cuarto suceso, encontramos tres esqueletos a 5 kilómetros de Vallegrande pero ahí no estaba el del Che. Luego dimos marcha atrás y en lugar de seguir excavando iniciamos lo que en realidad deberíamos haber hecho al principio que es una investigación histórica que fortalezca o no la hipótesis que el cuerpo del Che estaba enterrado en la pista de aterrizaje”.

 

“Es así que articulamos una investigación con los cubanos, ellos mandaron a Bolivia a la persona que más sabía sobre el Che, María del Carmen Arriet, hablamos con mucha gente que nunca había hablado, con ex militares, viudas de militares, incluso yo fui a Asunción del Paraguay a hablar con una de ella que me aportó mucha información.  Mientras tanto, el general Vargas Salinas fue arrestado domiciliariamente, fue tratado de drogadicto, cocainómano, alcohólico, para descalificar la versión que él había dado sobre donde se encontraban los restos del Che y las vueltas de la vida hizo que Salinas, denostado por el Ejército Boliviano, tuviera la posibilidad de reivindicarse socialmente a partir de confirmar que lo que él había dicho sobre el cuerpo del Che era cierto y que por ende nosotros lo encontremos. Esto llevó mucho tiempo, finalmente concluimos que los restos estaban en el lugar”, detalló el antropólogo.

 

Con respecto a los elementos que permitieron identificar con absoluta certeza que los hallados eran los restos del Che y no de otra persona, dijo que “la identificación fue mediante la comparación de información pre mortem e información pos mortem, que es la que surge del esqueleto. En cuanto a las características físicas teníamos el sexo; la estatura, en vida medía 1,75; la edad; las lesiones que tuvo en vida y que dejaron impronta en los restos óseos; teníamos también dos moldes de yeso de las dos arcadas dentarias superior e inferior, contábamos con fotografías muy ampliadas de detalles odontológico que son como una huella dactilar”.

 

“Además, se hizo un informe de autopsia que realizó un medico clínico de Bolivia, donde la descripción de las lesiones de arma de fuego que tenía el cuerpo del Che eran totalmente coincidentes con las que nosotros encontramos en el esqueleto. De toda esa conjunción de información la conclusión fue que era positiva la identificación de los restos. Aparte, de los siete de esa fosa era el único que no tenía el cráneo estallado ya que a todos los demás le habían pegado un tiro de gracia, entonces el cráneo estaba multi fragmentado, pero en el caso del Che estaba indemne, lo que permitió hacer una técnica de identificación que es la superposición fotográfica, es decir se superpone la foto de la persona en vida con la del cráneo y se buscan más de treinta puntos de contacto”, afirmó.

 

A raíz del hallazgo del cuerpo del Che se ha generado una polémica en torno a la veracidad de la identificación. En un artículo publicado en el año 2007 en la revista mexicana `Letras Libres´, los periodistas Maite Rico y Bertrand de la Grange, española y francés, entrevistaron a personas que se encontraban relacionadas con la búsqueda de los restos del Che en Bolivia, Cuba y Argentina; y sus conclusiones fueron que el cadáver hallado no era el del revolucionario argentino. En relación a ello, Incháurregui afirmó que “los periodistas Rico y Grange nunca se comunicaron conmigo, yo tuve una polémica por teléfono, son unos miserables, nos trataron como unos estúpidos diciendo que nosotros de buena fe confundimos la identificación positiva. Luego, en parte a raíz de esa polémica, se hizo un ADN de los restos y por supuesto dio positivo pero yo no tenía ninguna duda que eran los restos del Che. Creo que quedaron muy descalificados”.

 

Minutos antes de finalizar el programa el profesional relató el momento que más lo impactó y movilizó emocionalmente de su trabajo en Bolivia: “Fue en el momento en el que levantamos los restos. El Che tenía una campera, en el año 67 cuando al cadáver le sacan la famosa foto que luego hacen la analogía con Jesucristo una señora se roba la campera y se la lleva a su casa, a las dos horas el Ejército Boliviano irrumpe en la casa y recupera la campera. Finalmente cuando tiraron los siete cuerpos en el año 67 a la fosa de la pista de aterrizaje luego tiraron la campera”.

 

“Esa prenda cubría el tórax y el cráneo del Che y como el sedimento era muy duro costaba mucho levantarla para acceder al cráneo, yo estaba levantando la campera y a mi lado había un antropólogo cubano, Héctor Soto, una persona con una humildad absoluta y un conocimiento científico elevadísimo. Cuando yo levanté la campera vi que él se quedo quieto y no trabajaba y entonces le digo `Soto ¿qué te pasa?, dale´, había 200 personas que miraban, se sentían los flashes de cámaras; y él me dice `no lo puedo tocar´. Entonces le digo `bueno Soto, pero dale ponete las pilas´, pero él estaba muy conmovido y repetía `no lo puedo tocar´”, recordó el antropólogo.

 

“Soto estaba en la región occipital del cráneo y después de un rato dio la vuelta detrás de mí, tocó los arcos superciliares del Che, que eran muy pronunciados, como confirmando que era él y le hizo una reverencia, se puso una mano por atrás y se inclino. Después volvió donde estaba trabajando y pudo comenzar a trabajar, es como que le pidió permiso, está claro que para él era un semi dios a quien estábamos exhumando, eso fue lo más emocionante que viví. Y también me acuerdo que cuando el responsable de los forenses cubanos, Jorge González, estaba filmando lo que hacíamos yo encuentro un mechón de pelo del Che, entonces le digo `Jorge tiene pelo´ y por primera vez, después de media hora, desplaza su rostro de la cámara y en realidad vi que estaba llorando como un chico, no estaba filmando sino que ponía la cara detrás de la cámara para ocultar el verdadero sentimiento. Fue un momento muy emocionante, además había un silencio impactante solo se escuchaban los flashes de fotos y las flores que tiraba la gente”, concluyó el entrevistado.

 

Cabe destacar que actualmente Alejandro Incháurregui conforma la Dirección de Registro de Personas Desaparecidas del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, que tiene por objetivo registrar e investigar casos de personas desaparecidas o halladas (vivas o fallecidas) cuya identidad se desconoce. Los interesados en comunicarse lo pueden hacer al teléfono 0800-333-5502 todos los días de 7:00 a 19:00. (www.BerissoCiudad.com.ar)

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