Los ediles son figuras de peso institucional en un distrito. Además, Berisso tiene la particularidad de ser una gran ciudad aún con destellos de pago chico y podemos ver a los representantes del pueblo viviendo la simpleza, las dificultades y lo lindo de la Capital Provincial del Inmigrante.

Ahora bien, esto no implica que el hecho de ser “bendecidos” con cuatro años en el Honorable Concejo Deliberante se traduzca en calentar una banca.

Los concejales están para gestionar, para acompañar, para representar a los ciudadanos que los eligieron y que pagan sus “interesantes” dietas mensuales. Están para dar debate en el recinto, defender por qué no ideología y gestar proyectos que sean verdaderamente beneficiosos para los vecinos y vecinas.

Los concejales no fueron electos para sentarse y sacarse la cera de las orejas, como literalmente sucedió en el edificio de Montevideo esquina 8 este miércoles en el marco de la cuarta sesión ordinaria. Por demás ordinaria.

Mientras se trataban algunos que otros proyectos que inciden en la vida de los berissenses, el edil del Frente Juntos, Jorge Marc Llanos -a quien casualmente apodan por ahí “el mudo” al igual que la concejal Natalia Moracci, quizás por sus nulas intervenciones-, obscenamente introdujo un dedo en su oreja y tras sacarlo armó una bolita que fue arrojada luego al piso del edificio donde funciona el deliberativo, no sin antes observar su faena.

Sólo un detalle de color que nos pone a pensar: ¿Cuáles son los aportes de Marc Llanos al momento? ¿Y de cada edil que en campaña batalló? ¿Cuántos proyectos presentó Marc Llanos? ¿Y cada concejal que en elecciones prometió? ¿Cuántas intervenciones y debates o defensas o refutaciones planteó Marc Llanos en sesión? ¿Y cada legislador local que mes a mes va al cajero por su mal llamado sueldo bancado por el pueblo?

El vecino no es exigente, el vecino demanda y sus reclamos son justos. Los ediles son los representantes tanto de los vecinos como de sus problemáticas.