Durante las últimas semanas, vecinos de nuestra ciudad volvieron a abrir el debate acerca del estado de los murales, algunos de ellos considerados como patrimonio cultural.

En este sentido, argumentaron la falta de compromiso por la cultura local debido a la decisión de “tapar con pintura” las obras de artistas reconocidos que dejaron su huella con el objetivo de representar una determinada época histórica y social.

Uno de los ejemplos es la obra del maestro Enrique Arrigoni ubicada en calle Montevideo y Carlos Gardel. Una alegoría de trabajadores con verdadero estilo muralista que, quienes saben del tema, afirmaron: “está hecha para durar para siempre, porque es esmalte orneado y las imágenes se hicieron en cuerda seca”.

“Cuando la cubrieron, se llamó a los familiares del artista pero estos solicitaron la intervención de una restauradora en particular, cuando lo único que se necesita es sacar la pintura; algo que tardaría sólo 45 minutos”, precisaron.

Y la lista con recordatorios siguió, con el homenaje al maestro del boxeo Carlos Fiora, que estaba en una de las paredes del Gimnasio Municipal; la boca abierta en una de las garitas de la Avenida del Petróleo, la cual fue declarada como patrimonio cultural; y las obras en los muros de la Hilandería en plena Montevideo.

Trabajos que culminaron en la desprolijidad de pinturas lavadas y afiches, y que abrieron un abanico de discusiones donde los vecinos de preguntaron: “¿ignorancia o desinterés por parte de las sucesivas gestiones?”.

Más allá de ello, y sin caer en ninguna fechoría política puntual, coincidieron en que es evidente la falta de comunicación entre las autoridades de Cultura y quienes son designados para hacer el mantenimiento de los espacios públicos.

Por estos motivos, consideraron que sería un buen momento para revertir dicha situación, revalorizando aquellos que nos dejaron y que es parte de nuestra historia como ciudadanos berissenses.