Interés general

Viajar con el corazón en la boca

Subirse a un colectivo de media o larga distancia es casi como cruzar la calle con los ojos cerrados. ¿Por qué? Las unidades salen a destino con fallas de motor, los choferes viajan mal dormidos y los coches no están en condiciones.
Subirse a un colectivo de media o larga distancia es casi como cruzar la calle con los ojos cerrados. ¿Por qué? Las unidades salen a destino con fallas de motor, los choferes viajan mal dormidos y los coches no están en condiciones.

 

BERISSO, Enero 25.-(BerissoCiudad.com.ar) Un grupo de pasajeros está a punto de abordar un colectivo que los llevará al destino elegido para vacacionar. El chofer les informa que se subirán a un micro que no es el servicio que contrataron porque “nuestro colectivo quedó en reparación en el taller”. De todos modos, el conductor les avisa que en la próxima terminal abordarán la unidad que corresponde.

 

Pero los inconvenientes no cesan: el micro tiene un problemas en la correa, y durante todo el viaje -entre La Plata y Córdoba- los pasajeros se sentirán a bordo de una especie de “scola do samba”, que se sacude por los efectos de una correa que no funciona. Cada 5 o 10 kilómetros el micro se frenará, y los choferes bajarán de la unidad para “chequear el motor”. De nada sirve: el viaje se extenderá por horas, y la seguridad de la gente que se traslada queda a la buena de Dios. Así son los viajes en temporada: un panorama que asusta y que se repite al ritmo de la rapidez con la que se traslada la gente.

 

Un sistema perverso

 

Si bien es sabido, aunque no ético, que el principio que guía a toda empresa es el de recaudar dinero, en ese afán de ganar más y más ciertas compañías de transporte dejan de lado la seguridad de sus pasajeros.

 

Choferes mal dormidos, unidades que no están en condiciones, límite sobrepasado de personas y de peso, y falta de mantenimiento forman parte de la realidad en la que viaja la gente. Factores que ponen en riesgo la vida de quienes se transportan y que se agudizan en época de temporada.

 

Lo peor es que una vez más el Estado está ausente: allí donde debería garantizar seguridad a sus ciudadanos hace la vista gorda; y los choferes hablan de arreglos “por debajo de la mesa” con la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), dependiente del ministerio de Planificación Federal. Si bien el organismo de regulación asegura que una de sus funciones principales es la de “controlar y fiscalizar a los operadores de los servicios de transporte automotor y ferroviario de jurisdicción nacional, así como la protección de los derechos de los usuarios”, nada de ello hace. Muy por el contrario, y según denuncian los propios choferes, su tarea se basa en “transar” con los “operadores” y autorizar libretas de viajes, aun cuando las horas de sueño no se cumplen.

 

Las irregularidades

 

Choferes agremiados en la UTA (Unión Tranviarios Automotor), aseguraron a este medio que las empresas de transporte no cumplen con las condiciones “de seguridad e higiene”, principalmente porque las señalizaciones en los caminos no están bien hechas y eso genera riesgos a la hora de manejar. “La empresa no le exige al Gobierno que señalice correctamente las indicaciones de luz baja, o que ponga los ojos de gato; hasta en muchos casos las indicaciones están hechas con pintura común y no con material refractario”, dijeron a Hoy conductores de una empresa de media y larga distancia.

 

En cuanto a las condiciones técnicas de las unidades, los choferes aseguraron que “nosotros comunicamos la novedad del vehículo, pero muchas veces los encargados no toman nota como corresponde”, y el micro emprende viaje sin ser arreglado.

 

En relación a las horas de sueño, los conductores aseguraron que ese es “un tema candente. Las doce horas de descanso que se exigen no se cumplen en viajes largos, como a Bariloche o Salta. Los choferes son soldados que los hacen vivir arriba de los coches”.

 

Por otra parte aseguraron que hay empresas que no pagan viáticos a sus empleados, con el argumento de que “comen en el micro”. Los choferes de la UTA hicieron referencia a ciertos arreglos con la CNRT, que son los que permiten toda esta serie de irregularidades. “Muchas veces las empresas cambian los horarios de los choferes o hasta les cambian la libreta”, y la CNRT como si nada.

 

Una realidad que asusta

 

En tanto, trabajadores de una empresa que realiza viajes de larga distancia aseguraron que en forma diaria dejan asentado en un cuaderno de comunicación interna las fallas que tuvo la unidad durante el viaje, “pero no arreglan nada, y nosotros tenemos prohibido entrar a los talleres para ver qué es lo que están haciendo con el micro”.

 

Lo peor es que esas unidades -muchas de las cuales viajan a la Costa Atlántica bonaerense- no tienen tiempo de prueba, es decir que una vez arregladas salen al ruedo, sin verificar si la revisión técnica fue hecha. “A las empresas no les importa si te quedás en el camino, lo importante es sacar a la gente de la terminal. Tenemos orden expresa de hacerlo”, denuncian los choferes.

 

“El repuesto más barato somos los choferes. Eso nos dicen a nosotros”, confesó el conductor de una empresa que realiza viajes dentro de la provincia de Buenos Aires, así como con destinos nacionales. “Si yo me muero, mi seguro de vida es de cinco mil pesos, pero si le doy una piña al colectivo ¿Sabés cuánto gasta la empresa? 15 mil o veinte mil pesos; por eso siempre nos dicen: ustedes son el repuesto más barato”.

 

Luego de una mala experiencia, los pasajeros se enojan con las empresas, y el modo más práctico de canalizar su bronca es no volver a comprarle un pasaje más. Pero lo que muchos viajantes desconocen es que una sola empresa es dueña de casi el 80% de las compañías de transporte. Y llamativamente el Gobierno no se mete con ese monopolio.

 

El Grupo Plaza, otro amigote K

 

Si de malos servicios sobre ruedas se trata, hay uno que no puede dejar de nombrarse: el Grupo Plaza SA. La empresa, cuyos dueños son los hermanos Mario y Claudio Cirigliano, es propietaria, además, de 11 líneas de colectivos y concesionaria de Trenes de Buenos Aires (TBA), que explota las líneas Mitre y Sarmiento.

 

Pero hay quienes creen que la fortuna no llega sola, sino que hay que darle una mano. El caso de los Cirigliano lo prueba: los hermanos son allegados al matrimonio presidencial y su grupo recibe un gran caudal de subsidios que salen desde la secretaría de Transporte.

 

“La empresa familiar” recibe por mes 55 millones de pesos (37 millones por los trenes y 18 millones por los colectivos).

 

El diputado provincial de la Coalición Cívica, Sebastián Cinquerrui, realizó un informe llamado “TBA y el Grupo Cirigliano” en el cual detalla el sospechoso ascenso de la compañía.

 

Peligro sobre ruedas

 

El ministerio de Trabajo bonaerense, Oscar Cuartango, realizó recientemente una serie de inspecciones en las terminales de ómnibus de Mar del Plata, partido de la Costa, Villa Gesell, La Plata y Panamericana y ruta 197, donde se fiscalizaron 671 colectivos. En esos operativos se detectaron 125 infracciones, es decir el 18,62%.

 

En la terminal de Mar del Plata fueron inspeccionadas 210 unidades con 48 infracciones detectadas, mientras que en La Plata se inspeccionaron 47 unidades detectándose 14 infracciones (29,79%).

 

Los inspectores controlaron alcohol en sangre, las horas de descanso y las medidas de seguridad. En ese sentido, el ministro de Trabajo Oscar Cuartango se refirió a una “baja considerable de los porcentajes de infracciones” -con relación al último año- y dijo: “Debemos continuar por este camino”. Sin embargo, los controles son escasos.

 

Medidas para prevenir accidentes

 

Tal como informó Hoy, los conductores de servicios de autotransporte de pasajeros tendrán la obligatoriedad, en la provincia de Buenos Aires, de apagar sus teléfonos celulares mientras manejan y deberán guardarlos en un lugar lejos de su alcance.

 

Así lo establece la disposición 1.977 de la dirección provincial de Transporte del ministerio de Infraestructura bonaerense con el fin de “disminuir los factores de distracción que favorecen el riesgo de siniestros viales”.

 

El incumplimiento de esta disposición, que entró en vigencia el martes último, “acarreará para él/los infractor/es la suspensión de la licencia provincial habilitante por el plazo que al autoridad determine”, y de reiterarse esta inobservancia se efectuará “la exclusión del registro de Licencia Provincial Habilitante”.

 

Las consecuencias

 

Un estudio realizado por Luchemos por la Vida, durante el último año, demuestra que sobre el total de muertes en accidentes de tránsito publicados en los diarios del país durante tres meses, los choferes de micros y colectivos se encuentran vinculados con el 12 % de las tragedias.

 

Es una cifra alta, pero no casual. Según aseguraron a Hoy desde Luchemos por la Vida “hay una emergencia en el transporte público que es muy notoria”. Y es debido a esa emergencia, y al “capitalismo mediante, que exprimen a los choferes haciéndolos trabajar una cantidad de horas que hace difícil que puedan cumplir con el descanso” reglamentario.

 

Este panorama se empeora si se tiene en cuenta que “la CNRT no trabaja de la mejor manera, sino no debería haber tantos accidentes”, aseguraron desde Luchemos por la Vida.

 

FOCO

 

La miopía del ministro

 

Hace unos pocos días la señora Presidenta hizo hincapié en la necesidad de romper los monopolios, y aquellos que aspiran a la libre y justa competencia aplaudieron de pie.

 

Pero del dicho al hecho hay un largo trecho, y la realidad es que el monopolio de los micros goza de buena salud gracias a las llamadas políticas para amigos.

 

Los monopolios manejan a su antojo los precios y los servicios, por lo que la única forma de contrarrestar todas las adversidades que de eso se decanta es abrir el juego para que nuevas compañías entren en la competencia.

 

Si un ministro no advierte esta realidad es literalmente un miope, sobre todo cuando se enorgullece de una supuesta baja en la cantidad de infracciones surgida de una estadística tan estrecha como oficial.

 

Alertan sobre los servicios irregulares

 

Desde el Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV) aseguraron que los principales problemas a la hora de viajar se detectan en los servicios irregulares, “porque escapan al control” y se citan en lugares clandestinos para desarrollar los viajes.

 

“Uno los ve, circulan con frecuencia, pero la autoridad de control genera operativos que no alcanzan” para erradicarlos, dijo Eduardo Bertoti, director del ISEV.

 

Los pasajeros los eligen porque el pasaje cuesta mucho menos, pero el problema es que “no tienen cobertura por seguro y las unidades no están verificadas”, aseguró Bertoti. (Fuente: Diario Hoy)

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