“Ya no podemos llorar sobre la leche derramada”

D'Alessandro abogó por "generar políticas para que los adultos mayores puedan tener acceso a la tecnología"

La palabra del abogado previsionalista.
La palabra del abogado previsionalista.

En medio de la pandemia, la sociedad puso foco en los adultos mayores quienes no sólo se vieron mayormente perjudicados por el coronavirus, sino también por los procesos y actividades cotidianas poco adaptables.

En entrevista con BerissoCiudad, el abogado previsionalista y periodista especializado en adultos mayores, Christian González D'Alessandro, abrió el panorama vinculado a las estrategias, organismos, instituciones y roles del Estado, a la hora de dar una respuesta coherente y propicia para dicho grupo poblacional.

A modo de introducción, pronunció: “el coronavirus llegó para todo el mundo y por el momento no hay una vacuna, lo cual nos obliga a un aislamiento que afecta, por sobre todo, a la población de adultos mayores, en donde este maldito bicho se mete y hace estragos. Pero lo cierto es que no por cuidarlos tenemos que atosigarlos de tal por forma que pierdan el sentido de la vida".

“En este punto hay que diferenciar una cosa que tomo del punto de vista sociólogo, porque una sociedad no está preparado para envejecer” porque “cuando uno habla de adultos mayores se refiere al otro, al viejo de la vuelta, y eso lleva a que los mismos adultos no tengan un empoderamiento para ejercer sus derechos”, reflexionó.

“En ese contexto en particular tenemos un largo camino para fomentar en Argentina, algo que sí consiguieron y ya ejercen otros colectivos. Para ello, primero se tiene que lograr la propia valoración y también nosotros, los jóvenes, tenemos que empezar a afirmarlo porque el sentirse viejo nos da un plantón de dónde queremos estar y hacia dónde queremos ir”, consideró.

En relación a quienes no pueden por diversas cuestiones hacer valer sus derechos, D'Alessandro apuntó al rol de las familias, la sociedad en general y el Estado, con una política social para que ellos sean lo más autónomos posibles, “y las ciudades tienen que empezar a atender esos puentes para que las salidas de sus casas sean los más armoniosas posibles, y sin tener que depender de nadie”.

Geriátricos, cuando la paga no es sinónimo de buena atención

Al hablar de los geriátricos, el especialista lo calificó como “un tema muy complicado”, y cuando hay explosiones como la que estamos atravesando “se ve lo peor”.

“No por pagar más se cuida más, porque mientras no hay problema uno paga la hotelería pero no ve el servicio que después va a necesitar, como lo es la articulación entre factores sociales y sanitarias”, comentó poniendo de ejemplo a los sucesos ocurridos en los geriátricos de Capital Federal, graficando que “las residencias públicas tienen menos infectados que las privadas”.

Al ver la situación que atravesó España, donde un 80 por ciento de los infectados incluía al grupo de adultos mayores, “fui consciente que de  teníamos un tiempo muy valioso para ordenar la situación”.

En ese marco, “tenemos que pensar en qué no se hizo, y quedó demostrado que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no está preparado con un protocolo de seguridad. Y lo mismo con los municipios que no tienen las herramientas para efectuar un control masivo de las residencias habilitadas, menos aún en aquellas que no lo están”.

“Las fallas han quedado demostradas y es que no hay un equipo técnico idóneo”, disparó, “pero a la vez debo reconocer que muchos municipios han trabajado en la contención, porque no estamos exentos de que pueda llegar a haber un caso, pero sí el hecho de que estén preparados para afrontarlo”.

Con respecto a los geriátricos que estuvieron a la orden del día, cuestionó el manejo por parte del Estado porteño y del SAME, “que hizo un circo trasladando a los adultos a las ocho y media de la noche. Imagínense a esa persona que vive esa situación, que la sacan en ambulancia, claramente no entiende nada. Salen enajenados le agarra todo un síndrome que termina deteriorándole la salud. Y como resultado los sanos terminaron cayendo debido a la vulnerabilidad”.

“Allí se dieron cuenta que el protocolo no era ese. Ese proceder es porque no cuentan políticas adecuadas y tienen el pupo que apunta a los medios de comunicación”, arremetió el letrado.

Adultos mayores y políticas públicas

Refiriéndose al viernes negro expresó la triste realidad que todos supimos apreciar, “porque uno venía advirtiendo que eso iba a pasar, y yo ya le había advertido al Presidente y al jefe de Gabinete de Ministros lo que iba a pasar, porque al cerrar los bancos había muchos jubilados que no iban a poder cobrar”, dijo.

En ese momento propuso que los bancos trasladen las bocas de pagos a los correos, que eran declarados como esenciales y lo mismo con los transportes de caudales; lo cual permitiría descomprimir los bancos y así contener la hecatombe.

Lejos de aprender con dicha desmesura, “muchos medios y periodistas fueron los responsables de provocar este desmadre al decir que tenemos que salir a las calles. Yo no deslegitimo al pobre laburante que tiene que salir a buscar el mango por necesidad, pero sí el podio o la intención de desprestigiar algo que es lo mejor para todos”.

“Ya no podemos llorar sobre la leche derramada. Así que ahora no nos queda otra cosa que empezar a generar políticas para que los adultos mayores puedan tener un acceso a la tecnología, a lo virtual. Hay que empezara utilizar esto que nos pasó para implementar políticas articuladas y sacar provecho, aprender y no repetirlo, generando conciencia”, propició.

“El Presidente es un excelente capitán de tormenta, pero sus marineros como el Banco Central y la ANSeS debían ser removidos, algo que por suerte entendió. Yo no estoy poniendo en juego la idoneidad del exdirector de ANSeS, pero sí el lugar que en ese momento tenía que cumplir”, aclaró en torno a la figura del desplazado Alejandro Vanoli.

Obras sociales

IOMA y PAMI “son dos grandes pulpos”, y para ambas entidades “es importante poner personas idóneas”, aseveró el abogado.

PAMI maneja el quinto presupuesto del Estado, con 5 millones de afiliados, “por lo cual debe existir y no hay que quitarle la entidad que es, si mejorarla mediante un directorio. Está entidad tiene ser de todos nosotros como sociedad, no exclusivo del Gobierno, para que los adultos tengan su voz y voto en ella”.

“Hoy la obra social tiene un gran déficit, porque recordemos que se sustenta con el mismo aporte de los trabajadores y jubilados, cuando el trabajo decayó notablemente. Por ende, sigue bajo la misma política de inclusión y prestación de servicio con menos recursos”, destacó.

“Esto debe seguir su rumbo con la ayuda necesaria”, insistió, “porque dentro de poco tiempo puede estar peligrando y que no nos extrañe que en breve estemos escuchando a algún ‘peloponeso liberal’ diciendo que debe privatizarse; ahí sálvese quien pueda”.

“Y ojo con los discursos que se empiecen a generan respecto a lo que va a pasar con las jubilaciones y pensiones”, alertó.

Para finalizar retomó la idea de que el grupo de los adultos mayores necesita la mera identificación, “que asumamos el compromiso y que los viejos no son los del frente, sino nosotros mismos, para que tengamos una valoración y una vejez tranquila”.

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