Cocina a conciencia

Ñuke Mapu: Los valientes de la pandemia y el reinventarse para seguir creciendo

Esfuerzo que da sus frutos.
Esfuerzo que da sus frutos.

Llegó el tiempo de crisis y con ello, la necesidad de reinventarse para seguir adelante, donde algunos optaron por quedarse quietos y otros sumaron voluntades probando un nuevo recorrido, incierto, pero recorrido al fin.

Entre los nuevos pilotos de esta nave que cruza la nube pandémica se encuentran Andrea y Fernando, dos berissenses que emprendieron juntos un camino para sobrevivir el día a día a través de un comercio que lleva el nombre "Ñuke Mapu".

"Cuando me preguntan cómo nació Ñuke Mapu se me hace un nudo en la garganta, porque ese día cuando nos llega la propuesta de nuestro amigo Gabriel Milloc nos daba vuelta la billetera y no teníamos ni un centavo”, recordó Andrea, haciendo alusión al inicio de la cuarentena cuando el restaurant donde trabajaba como chef había cerrado a raíz del COVID-19. Y a la par estaba su pareja, Fernando, quien desde hacía unos meses estaba desempleado por la quiebra de la empresa donde trabajaba.

Pero llegó Gabriel, quien les propuso vender bolsones de verdura orgánica. Fue allí cuando lo miro a Fernando y dijeron al unísono "vamos para adelante", porque "pusimos en la balanza nuestra situación, mis responsabilidades como mamá de Agustín con todo lo que significa un niño especial".

"Ese fue mí motor, mí empuje para salir", lo cual dio inicio al comercio de verduras agroecológicas de producción local identificado como Ñuke Mapu (madre tierra en Mapuche), “un nombre fuerte que da identidad y es parte de un cuadro que pinté hace un año como visualizando algo que venía”, reveló.

En la instancia de crecer propiciaron que los beneficios sean compartidos con productores de Berisso, y ahí se sumó Andrés Aguiar con los cítricos y paltas de Isla Paulino; Emiliano con Ánimo Jugos; Juan con su Miel; Rubén de la Cooperativa del Vino de la Costa; Gustavo que les lleva el pan calentito; Vicky con los salamines; Nico Marini con sus cervezas artesanales, más la elaboración de mermeladas, conservas y escabeches que lleva el nombre del local.

El envión fue más que acertado y “hoy nos llena de emoción ver cómo vamos creciendo y eso nuestros clientes lo ven y lo valoran porque no dejan de halagar nuestro progreso. Eso nos hace sentir bien, nos impulsa a seguir creciendo, siempre buscando incorporar a nuevos emprendedores apostando a la producción local, con mucha esperanza para crecer juntos”.

“Este trabajo es el resultado de un esfuerzo en conjunto con aquellos que nos acercan las cosas para vender, nuestra familias, amigos y todos los clientes que desde el primer día confían en nosotros”, concluyó Andrea, agradecida por el compromiso y la retribución.

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