Otra torpeza de Cambiemos

Una extraña triangulación con el buque Eva Perón podría poner en jaque al Astillero Río Santiago

El barco encargado por Venezuela.
El barco encargado por Venezuela.

Fuente: Real Politik

El año pasado existió un extenso conflicto entre el ejecutivo provincial y los trabajadores del Astillero Río Santiago. Estos denunciaban que la intención del gobierno de María Eugenia Vidal era cerrar la empresa naval y “dinamitarla”, tal como lo había manifestado en su momento el presidente Mauricio Macri.

Este enfrentamiento, vigente hasta el día de la fecha, podrían profundizarse, ya que el próximo 31 de marzo se termina el contrato de los barcos petroleros que el ARS estaba construyendo para Venezuela. La situación, adelantan entendidos, podría terminar en un juicio.

Ya desde fines de 2018, el productero encargado por PDVSA estaba prácticamente completo en un 97 por ciento y se esperaba la decisión oficial para ser entregado. Esa resolución terminó dilatándose y se encuentra pendiente la disposición política para otorgar el buque Eva Perón, que actualmente descansa en el Astillero Río Santiago.

Sin embargo, lo peor es que dentro de la fábrica estatal comenzaron a circular trascendidos sobre una posible y extraña triangulación de uno de los buques que sería vendido a YPF, algo que podría considerarse una estafa al país gobernado actualmente por Nicolás Maduro.

Se especula que podría cobrarse uno de los barcos dos veces y que, en caso de que esa maniobra oscura prospere, podría derivar en un juicio multimillonario que se le iniciaría a la empresa naval de la provincia de Buenos Aires, algo que pondría en jaque el futuro del Astillero Río Santiago.

Un secreto a voces es que los funcionarios involucrados tratan de tapar esta grave artimañita, a pesar de que los barcos ya están abonados por el gobierno de Venezuela en más del 80 por ciento. La no entrega podría derivar en un enorme conflicto judicial que perjudicaría las arcas provinciales, ya que cada navío está tasado en más de 300 millones de dólares.

Una situación similar se dio muchos años atrás con un gobierno de similares características al que actualmente administra la nación. Fue en la década del 90, cuando el presidente de por aquel entonces Carlos Menem, realizó una triangulación con un barco granelero que tenía destino en Holanda. No se le entregó y terminó vendiéndolo a un armador alemán. Esto derivó en juicio por parte de quien había iniciado el pedido original y el barco que costaba 13 millones de dólares terminó significando un desembolso mayor a 50 millones de dólares.

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