En primera persona

Problemática habitacional: La historia de Guillermo y una realidad que abre un mundo de preguntas

Guillermo Reigemorg, desesperado.
Guillermo Reigemorg, desesperado.

El berissense Guillermo Reigemorg, de 57 años de edad, visibilizó su delicada situación con el objetivo de resolver su situación habitacional, apelando a la ayuda de las autoridades para lograr establecerse en un espacio digno, luego de tanto deambular.

Su profesión de cabecera es la de enfermero universitario porque tal como él lo describió, la salud es su “pasión”, pero a lo largo de su vida también transitó por diversas empresas donde aprendió oficios como soldadura, manejo de camiones y mantenimiento de maquinaria, sólo por nombrar alguno de ellos.

Entre los baches de un trabajo oficial y en blanco se las rebuscó para ejercer la venta ambulante, “pero siempre en el aire, porque no había nada efectivo ni serio”.

Después de tanta insistencia en vano y tras adquirir un vasto conocimiento en el área de enfermería desistió porque se cansó “de todo el manoseo y la falta de ética y moral”.

Fue allí cuando decidió volver a Berisso, su ciudad de origen donde se dedicó a la permacultura, huertas, y participó en varias organizaciones políticas y de ayuda a los animales.

Sin embargo, “actualmente yo digo que estoy en situación de calle”, comentó abatido. Y prosiguió: “en Acción Social me dieron una cama y un colchón, pero no tengo dónde llevarlo. Y lo cierto es que si yo no tengo un lugar para asentarme no me puedo desarrollar y eso me pone muy mal”.

“Hay veces que me quiero volar la cabeza. Es mucha energía puesta al servicio de los otros para que no sea valorada. Y a veces me da bronca, porque es todo muy cínico”, expresó entre lágrimas.

“Yo me puedo hacer una casa con cubiertas de autos o con lo que sea, porque ya lo hice, pero del otro lado hay muchas murallas. Por eso quiero tener mí lugar y no estoy pidiendo mucho, habiendo tanto suelto por todos lados donde los lugares que quedan a la deriva se pueden transformar en aguantaderos”, planteó y reflexionó: “en vez de dárselos a la gente que realmente los necesita y quiere hacer las cosas bien”.

Por eso, “el punto concretamente es tener un lugar, después todo lo otro va surgiendo”, concluyó, a la espera de una respuesta favorable que resuelva su “situación habitacional”.

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