Capítulo V

Malvinas, la herida que no cierra: "Los excombatientes no somos simplemente un 2 de abril"

Ser ex combatiente y nacer un 2 de abril: "No hay nada que festejar". Vicente Bruno, veterano del Regimiento 7 (Foto: NOVA)
Ser ex combatiente y nacer un 2 de abril: "No hay nada que festejar". Vicente Bruno, veterano del Regimiento 7 (Foto: NOVA)
Vigilia por los caídos y los veteranos: homenaje en Ensenada. (Foto: NOVA)
Vigilia por los caídos y los veteranos: homenaje en Ensenada. (Foto: NOVA)

Por Agustín Mauad de la redacción de NOVA

El 2 de abril no es un día festivo. Si es una fecha para recordar a los veteranos y a los caídos de la Guerra de Malvinas. Tras el conflicto bélico, los soldados argentinos trazaron diversos caminos y se fueron sosteniendo distintas posiciones sobre el tema. Pero, sin dudarlo, todos los ex combatientes consultados por NOVA concordaron en que no hay motivos de festejos: “Honramos a nuestros compañeros caídos, pero tienen que saber que no solo existimos los días 2 de abril”.

Un día como hoy pero hace 37 años, ante una eufórica y enceguecida multitud, Leopoldo Galtieri, presidente de facto, anunciaba el desembarco militar en las Islas Malvinas para disputarle la soberanía a Gran Bretaña, exhibe el apoyo de países de la región y les advierte a los ingleses: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla". El debilitado gobierno militar vio en las Malvinas la posibilidad de recuperar la confianza popular, apostando sus últimas fichas en esta intervención. Para ello, puso en juego la vida de muchos pibes.

Aquellos que eligen la carrera militar, se preparan y saben que existe la posibilidad de “defender la patria” ante la existencia de un enfrentamiento armado. Sin embargo, miles de pibes que fueron a combatir tenían a penas las lecciones de la “Colimba”, servicio militar obligatorio. Sin achicarse ante las circunstancias, le pusieron el pecho a la descabellada decisión política.

Las Malvinas fueron un campo de batalla no sólo contra el imperialismo inglés. En las islas se libraba una batalla interna también en condiciones de extrema desigualdad. Soldados con escaso entrenamiento y alimentación aún más escasa, sin abrigo ni calzado acorde al frío feroz, armamento obsoleto, lucharon también por sobrevivir a las condiciones que impusieron sus superiores.

El conflicto bélico finalizó el 14 de junio de 1982. Fueron 649 los soldados argentinos que murieron en los 74 días que duró el conflicto bélico. Sin embargo en los años de la posguerra, se calcula que podrían llegar a 500 los ex combatientes que se quitaron la vida. Este alto índice de suicidios no sólo debe atribuirse a los efectos traumáticos de la guerra, sino también a la falta de reconocimiento social y a la ausencia de políticas estatales para acompañar a los sobrevivientes.

Desmalvinización

“Cuando volvimos de la guerra, se negó el tema. Nosotros éramos invisibles. Fuimos ignorados por el Estado, los medios de comunicación y la sociedad. Recién después de décadas, nos empezaron a dar bola. No me considero un héroe, pero si lo fueron los compañeros caídos”, expresó Daniel de Franco, ex soldado del Regimiento 7, en diálogo con NOVA.

La desmalvinización es un concepto y fenómeno argentino que apareció tras la derrota en el enfrentamiento armado de las Malvinas: los medios de comunicación se abstuvieron de mencionar la cruenta guerra y los soldados que retornaron al territorio continental fueron totalmente ignorados por la sociedad, siendo considerados por el imaginario colectivo como simples “chicos de la guerra” y víctimas de la dictadura militar que gobernó Argentina en ese momento.

La desmalvinización despojó todo acto heroico y patriótico ocurrido en las islas, además de sintetizar el clima social y político imperante en Argentina al finalizar el conflicto del Atlántico Sur. Se veía necesario deslegitimar la guerra, ensuciarla, empequeñecerla y opacar todo lo que se vincule con ella.

Cuando la pólvora de los cañones aún humeaba en el archipiélago, la Junta Militar hizo entrar a los combatientes por la puerta de atrás, para que el pueblo no se entere de los hechos ocurridos en Malvinas. “En todo el país los medios masivos de comunicación tenían prohibido hacernos reportajes. Fuimos arrojados a una zona gris de marginación social, donde se fue formando la figura de que volvimos medio loquitos. De esta manera, mientras algunos veteranos perdían el trabajo, a otros que lo buscaban se lo negaban”, detalló Victor Eduardo Vital, veterano del B.I.M 5.

En este sentido, añadió: “Ante esta situación vimos la necesidad de crear Centros de Veteranos en todo el país para materializar nuestros reclamos (salud, vivienda, trabajo, etc.) y contener aquellos que al retornar a la vida social estaban aún con un impacto psicológico posbélico”.

Despojada la dignidad del soldado argentino a un penoso papel, haciéndoles entender que el esfuerzo y sacrificio de todos ellos fueron estériles y carecieron de sentido, agravó el estado psicológico del veterano: “Muchos de nuestros compañeros de la nostalgia pasaron a la melancolía, de la melancolía a la depresión y luego al suicidio”.

Un cumple que no se festeja

Un 2 de abril de 1982, 700 Infantes de Marina y 100 integrantes de fuerzas especiales de la Armada Argentina desembarcaban en hasta el entonces denominado Port Stanley, toman prisionero al gobernador británico y rebautizan al lugar como “Puerto Argentino”. Ese mismo día, en su casa del barrio Villa San Carlos de Berisso, Vicente Bruno amasa unas pizzas mientras su madre prepara el relleno para unas empanadas de carne y su novia ceba mates. Es viernes y, por la noche, amigos y familiares lo visitarán para celebrar su cumpleaños número 20. Mientras el mate pasa de mano en mano, en la radio se escucha el discurso de un desaforado presidente. Nadie habla. Él, sonríe. Su madre, en silencio, hace muecas de preocupación. Su novia, parece no prestar atención.

En noviembre de 1981, Vicente había finalizado la “Colimba”. Al poco tiempo, como gran parte de los jóvenes de la ciudad bonaerense de Berisso, entró a trabajar en el famoso frigorífico Swift. Su experiencia laboral duró poco: el 9 de abril del siguiente año, a las 4:30 de la mañana, golpearon la puerta de su casa: era la Policía con una carta donde le informaban que a las 12 del mediodía tenía que presentarse en el Regimiento.

Vicente era uno de los 10 mil argentinos que iba a “luchar por la patria”. El día 13 llegaron los micros y los jóvenes se subieron ansiosos: “Sentía el orgullo de estar ahí pero, a su vez, miedo, dejaba a mi ciudad, a mis familiares, a mis amigos, a mi novia, sin saber si los iba a volver a ver. El que dice que no tuvo temor está mintiendo”, expresó en diálogo con NOVA. Hace 37 años que Vicente ya no celebra su cumpleaños.

“No hablo”

En este subtítulo me corro de la tercera persona y hablo en primera para relatar una situación que grafica una herida que sigue abierta. Cuando el Director del medio me propone encarar los informes sobre Malvinas, comencé por contactar a gente de mi ciudad. Antes de realizar una recorrida por otros distritos, decidí ir a lo seguro. A mis fuentes más cercanas. El primero en contactar fue un vecino, con quien compartí distintos trabajos por fuera del periodismo. Es una persona simpática, que siempre bromea, no creo tener mayores inconvenientes.

Es ex combatiente pero nunca tocamos el tema Malvinas. Sé que lo tiene bien presente porque sube a sus redes sociales distintos artículos y recordatorios del tema. Antes de encararlo personalmente le mandé un whatsapp y su respuesta fue clara: “Agu, no me agrada hablar de este tema. Más llegando a estas fechas, donde solo ahí todos se acuerdan de nosotros. Para colmo, en 15 días se murieron 2 compañeros. Te pido disculpas, pero en esto soy muy reservado”.

El 2 de abril para un británico: “No celebramos una invasión”

Para conocer el posicionamiento de un británico, NOVA entrevistó a Roger Lorton, un investigador/historiador de las “Falklands” que vive en el Reino Unido y sentó postura ya en la primera pregunta: “El dolor de 1982 no ha desaparecido, por eso no tengo dudas de que a los isleños les molesta la presencia de los invasores en su país”. En relación a los homenajes por el 2 de abril, sostuvo: “No celebramos una invasión”.

Teniendo en agenda cada publicación de los medios argentinos y hablando constantemente de esta nación en sus redes sociales, Lorton volvió a la carga: “Las celebraciones del 37 aniversario de la Argentina comienzan con entusiasmo. Celebrando una invasión ilegal. Celebrando la acción que llevó a cerca de 1000 muertes. Argentina sigue siendo una tercera clase, nación pícara. Ser tratado con desdén. Deberías estar avergonzado de Argentina. Muy avergonzado”.

Sin embargo, lejos de esa mirada cerrada y sesgada, existen otras situaciones de encuentro: en vísperas del Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Malvinas, un cortometraje que cuenta con el guión de un ex combatiente y está protagonizado por el Coco Sily unió a argentinos, británicos y kelpers en suelo malvinense.

El duro proceso de la desmalvinización: más de 500 soldados se suicidaron en la posguerra. (Foto: NOVA)
El duro proceso de la desmalvinización: más de 500 soldados se suicidaron en la posguerra. (Foto: NOVA)

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