Dado
que es tocoginecóloga, la entrevistada comenzó explicando las diferencias de su
profesión con la ginecología en general: “La atención ginecológica de la
paciente incluye la realización de papanicolaus, revisaciones mamarias,
controles típicos que toda mujer debe hacerse en edad reproductiva”.
“La
tocoginecóloga atiende a la mamá, controla su embarazo, atiende el parto y
sigue atendiendo a la madre con los controles”, especificó.
Luego,
advirtió que “generalmente las mujeres posponen su control, poniendo como
prioridad la atención de su familia entre otras cosas, sin tener en cuenta que
si no hay una mujer, hecho que puede pasar a partir de un cáncer de útero, por
ejemplo, tampoco habrá mamá ni esposa”.
Tras
señalar que hay “posturas encontradas” con respecto a la periodicidad de los
controles, destacó que “la Organización Panamericana de la Salud considera que
es una problemática importante”.
La importancia de los controles
“Toda
mujer que en su historia familiar tiene alguna persona que haya sufrido un
cáncer de mama tiene que desde muy chica hacerse controles porque genéticamente
hay una predisposición y es algo que muchas mujeres lo desconocen o no quieren
hacerse cargo”, informó.
También,
comentó que hay muchos mitos como por ejemplo cuando las hijas pretenden
hacerse los controles, las mamás les transmiten miedos, alegando que el
papanicolau es doloroso cuando en realidad es sencillo: “Antes quizás molestaba
por que el instrumental era metálico, ahora es descartable”.
“Ayer
atendí a una mujer de 37 años que se realizó el primer papanicolau. Su madre no
la había incentivado y tampoco se lo había hecho porque a su vez la abuela
había fallecido de cáncer de útero”, citó la doctora.
Sumado
a ello, lamentó el hecho de que “han aumentado un poco las infecciones, como el
caso del HPV que da una predisposición a ser un cáncer de cuello de útero.
Sabemos que la gran mayoría de los adolescentes usan preservativos, pero no
todos. Se han visto cánceres de cuello en chicas muy jóvenes, que no tienen una
vida sexual muy activa”.
Seguidamente,
comunicó que todas las mujeres, desde su primera relación sexual, deben hacerse
un papanicolau y un control mamario adecuado.
“Muchas
veces las pacientes consultan por otra sintomatología, pero uno de los síntomas
más frecuentes que se presentan en el cáncer de cuello de útero es el flujo
vaginal, que produce dolor, ardor o picazón. Cuando realizan la consulta
podemos descubrirlo, porque de lo contrario es muy difícil”, amplió.
E
indicó: “Sin embargo, el cáncer de mama es diferente, porque cuando nos estamos
bañando nos revisamos las mamas, el autoexamen es muy importante. Si nos vamos
a revisar la mama izquierda ponemos el brazo izquierdo por detrás de la nuca y
nos vamos revisando en el sentido horario, muy suavemente toda la mama”.
“De
esta manera podemos detectar un nódulo y de ser así debe consultar automáticamente al médico.
Pero el cáncer de cuello de útero es más difícil de detectar, a veces las
mujeres consultan porque tienen pérdidas luego de una relación, que también
pueden deberse a un proceso infeccioso muy importante o a una lesión”, agregó.
Asimismo,
contó que “muchas veces nos encontramos con cáncer de útero que vienen a
hacerse un control, es muy duro decirles, pero los estudios deben continuar.
Esta enfermedad aumentó en edades más tempranas, porque también se adelantó el
inicio en las relaciones sexuales”.
Controles en hombres
Giovanonne,
anunció que “en Europa y en Estados Unidos se está empezando a vacunar a los
varones también, contra el HPV. Las mujeres podemos contagiarnos muchas veces
de los varones”. Luego advirtió que “los chicos jóvenes acompañan a sus parejas
al ginecólogo, tienen otra mentalidad. De los 40 años para arriba es más
difícil y hacia abajo más frecuente”.
“Pero
sí es muy difícil que los varones hagan consultas y tratamientos, debido a las
enseñanzas paternas porque ‘la problemática siempre es de la mujer’. El HPV
tiene dos formas de manifestarse: en el cuello del útero o con verrugas, pero
en el varón no se ven y muchas veces están dentro de la uretra, que tiene una
doble función: reproductiva y urinaria”, añadió.
Inmediatamente
sostuvo que “eso implica colocar un tubito y mirar, algo que a los hombres no
les gusta. Sin embargo, recién a los 50 años los hombres empiezan a tomar
conciencia y concurren a un urólogo”.
Tras
considerar innecesarias las “medidas extremas” que toman algunas personas con
antecedentes de cáncer en la familia, como el famoso caso de la actriz Angelina Jolie, apuntó: “Haciéndonos
controles semestrales se puede detectar tempranamente un cáncer. Hay lesiones
malignas que se trasladan a la segunda mama, así que se deben controlar las
dos”.
Consecuencias en la calidad de vida
Sobre
el hecho de no cuidarse o controlarse, la entrevistada expresó que “años atrás,
a una paciente con cáncer de mama, según el tamaño del nódulo se le hacía una
mastectomía. Las mujeres usamos mucho nuestras mamas como órgano de sexualidad
y sensualidad, entonces es muy difícil”.
“El
cáncer de cuello de útero es distinto, si llegamos a una detección temprana, se
‘rebana’ un trozo de cuello o se hace una ‘conización’, se saca el cuello. Pero
si esa lesión es más importante hay que sacar el útero y los ovarios,
disminuyendo la posibilidad de que la mujer pueda tener un hijo. Además, la
sexualidad cambia, porque al sacar el cuello la vagina se acorta”, concluyó.
(www.BerissoCiudad.com.ar)