Desde Amigos de Corazón, a través de la voz de Irene Dominguez, este miércoles se dio un balance de año y reflexión respecto al año 2020 que se atravesó y durante el cual afloraron las ganas y el ingenio para que las pérdidas sean más leves.

“Arrancamos el año con todas las energías de siempre en enero con los festivales de malambo por lo que viajamos a Córdoba, festejamos Reyes, los siete domingos de folklore, abrimos el corso de Berisso, Ensenada y arreglamos la casita. Luego llegó la noticia de preservar la salud, cerrar la institución y empezar a vivir de otra manera”, enumeró Irene.

De todos modos, las conexiones virtuales hicieron posible la continuidad de actividades y talleres. “Había que aprender a usar todo lo tecnológico. Y fuimos aprendiendo juntos”, por lo que para el mes de abril todos los talleres, yoga, actividad física, baile y mucho más.

“El contacto con nuestros jóvenes no lo perdimos ni un solo día del año”, celebró la referente, no sin remarcar la complejidad de la realidad, con la celebración del Día del Niño, la Fiesta del Vino o el Día del Amigo de forma virtual.

Irene también proyectó lo que puede ser el próximo 2021: “pedí asistencia de salud mental y acompañamiento de profesionales. Esta pandemia nos ha marcado a todos y queremos trabajar con la tranquilidad que amerita la situación. También tenemos proyecto de nuestra fotocopiadora, estamos hablando para encuadernar y que sean proyectos como hechos. El taller de bicicletería los va a ayudar y el resto de talleres que tenemos” tanto de formación en escritora y lectura como otros de contención.

“Aprendimos porque durante la pandemia en cada clase nos fortalecíamos. Cuando nos reencontramos ellos tenían incorporados los cuidados, y tenemos que tomar el ejemplo”, dijo Irene.

Y cerró: “estemos con la cuota de optimismo y sueños con la santa vacuna que llegó. Si nos cuidamos todos, si hacemos un sacrificio, todos lo vamos a superar”.