En nuestro país
Fue una decisión política que se caracterizó por su excesivo voluntarismo y optimismo. Las élites dirigentes de
Diferentes estudios en nuestro país hacen referencias a las primeras organizaciones femeninas. Sabemos que su lucha estuvo encaminada a reclamar el derecho al sufragio y derechos civiles y políticos de la mujer durante la primera mitad del siglo XX.
La lucha en pos del sufragio femenino era una preocupación y estaba incorporado a los programas de los principales partidos políticos. Este accionar quedó plasmado en los numerosos proyectos que entraron al Congreso entre 1926 y 1946. Así, durante las presidencias radicales se presentaron numerosos proyectos que aludían al mismo. Ninguno de estos proyectos logró discutirse exitosamente, fueron sistemáticamente rechazados con los más clásicos, variados y falaces argumentos que avalaban la situación de opresión y discriminación femenina.
A esa lucha siguieron denodados esfuerzos por erradicar también restricciones que les afectaban en lo civil y educacional logrando en 1926 la reforma del Código Civil que elimina la minoridad de la mujer ante su marido.En Argentina había sido redactado por Dalmacio Vélez Sársfield en 1869 por encargo de Bartolomé Mitre.
Recién en 1926 se dicta
En la década del ’30 centran su lucha por los derechos políticos. Durante esa década son los socialistas, nuevamente, los que insisten y bregan por el sufragio femenino. Surgen además, nuevas organizaciones que se suman a esta lucha. Los socialistas consideraban que el estado debía garantizar la igualdad política y debía legislar a favor de las libertades individuales de las mujeres. En 1932 se presenta a las cámaras un proyecto para otorgar el voto femenino universal y obligatorio. No obstante que el proyecto alcanzó mayoría en
Se crea
La década del 40 nos ofrece un nuevo panorama vinculado con la participación de la mujer y con el ejercicio de la ciudadanía. En la medida que se construye un proyecto, liderado y conducido por Juan Domingo Perón, que recoge los reclamos de los sectores postergados la situación de la mujer comienza a ser tenida en cuenta por el Estado. Desde su puesto en
Pero recién en 1945 con la aparición en la escena política argentina de María Eva Duarte de Perón, la mujer se incorpora a la más profunda transformación de nuestra historia, gana la calle en pie de igualdad con el hombre, se organiza políticamente posibilitando la plena reivindicación de su derecho. Su participación proselitista y militante en la campaña electoral de 1946 fue una novedad en la historia política argentina.
En aquel momento las mujeres carecían de derechos políticos (excepto en San Juan) y las esposas de los candidatos tenían una presencia pública muy restringida y básicamente apolítica. Fue la primera esposa de un candidato presidencial argentino en estar presente durante su campaña electoral y acompañarlo en sus giras, que venía proponiendo reconocer el derecho al voto de las mujeres; pero en 1945
Existe un reconocimiento unánime sobre el hecho de que Evita realizó una tarea decisiva para el reconocimiento de la igualdad de derechos políticos y civiles entre hombres y mujeres. Durante su gira europea precisó con claridad su punto de vista frente a esta cuestión: “Este siglo no pasará a la historia con el nombre de “Siglo de
El 27 de febrero de 1946, tres días después de las elecciones, pronunció su primer discurso político en un acto organizado para agradecer a las mujeres su apoyo a la candidatura de Perón. En esa oportunidad exigió la igualdad de derechos para hombres y mujeres y en particular el sufragio femenino: “La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles. La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos”.
El proyecto de ley fue presentado inmediatamente después de asumido el nuevo gobierno constitucional. Si bien ya en el mensaje de inauguración del Período Ordinario de Sesiones del Congreso Nacional del 26 de Junio de 1946, Perón, se había pronunciado a favor del sufragio femenino, fue la activa participación de su cónyuge lo que favoreció y promovió que el senador nacional representante por Mendoza, Lorenzo Soler, el 19 de Julio de 1946 presentara uno a consideración del Cuerpo. La oposición de los prejuicios conservadores resultaba evidente, no sólo entre los partidos opositores sino incluso dentro de los partidos que sostenían el peronismo.
Evita presionó constantemente a los parlamentarios para que lo aprobaran, causando incluso protestas de estos últimos por su intromisión. A pesar de que era un texto brevísimo en tres artículos, que prácticamente no podía dar lugar a discusiones, el Senado recién dio media sanción al proyecto el 21 de agosto de 1946, y hubo que esperar más de un año para que
Este hecho permitió a las mujeres ejercer los derechos políticos de elegir y ser elegidas y de este modo otorgar sentido al ejercicio de la ciudadanía. Se iba gestando un nuevo fenómeno, que es su incorporación masiva en el movimiento que gradualmente desembocaría en el peronismo. Este presenta la participación política de la mujer como una extensión de su rol maternal e identifica los derechos políticos de las mismas con el peronismo. En síntesis, el peronismo incorpora a la mujer a la vida política como una manera de ampliar las formas y los espacios de participación dándoles un nuevo sentido a la acción política.
La movilización y militancia de estas, sin duda, contrastaba con la tradición anterior. Su condición de género la enfrenta a una doble exigencia, por una parte, debe luchar para ser reconocida en la fuerza política en la que milita y, por otra, trabajar en pos de una transformación de las prácticas de participación y representación impregnadas de la desigual relación de poder entre el hombre y la mujer. Lo cual muestra que, a pesar de esa garantía constitucional, operan mecanismos distorsionadores para ellas en la selección de las candidaturas y en sus posibilidades de ser electas.
La ley en cuestión, permitió que el 11 de noviembre de 1951 se realizaran comicios generales y por primera vez pudiesen resultar electas como parlamentarias: 23 diputadas nacionales, 6 senadoras nacionales, y si se cuentan a las legisladoras provinciales, el favor ciudadano ungió para ocupar escaños a un total de 109 mujeres. Evita votó en el hospital donde estaba internada debido a su estado de salud. La ley del voto femenino significó la presencia de las mujeres en las cámaras y fue el inicio de esta nueva etapa la que les requirió más luchas para efectivizar una ciudadanía plena.
Será a partir del estadio peronista cuando las mujeres se conviertan en verdaderos actores sociales y políticos. Sin embargo, no desconocemos la lucha llevada a cabo en nuestro país por las mujeres socialistas y las diferentes organizaciones, desde fines del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, lo que permitió concretar la ley del voto femenino a mediados del siglo pasado. Atrás quedarán la participación selectiva y privada de las damas de la élite local.
La anhelada igualdad política de hombres y mujeres, se complementó con la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida que garantizó el artículo 37 de