Natalia y María son dos mujeres unidas por las desgracia de haber padecido una relación en distinto tiempo pero con el mismo hombre que mantuvo algo en común con ambas: la violencia a través de los golpes, sin medir ningún tipo de consecuencias.

María tuvo con el agresor cuatro hijos en una relación que después de diez años logró decidir terminar, y no someterse más a los golpes que en la mayoría de los casos se dieron frente a sus hijos y ellos también fueron víctimas de la violencia.

Nerviosa, María asegura que ella pretende asegurar el bienestar de sus hijos, mientras detalla que uno de los días que el agresor se presentó en su casa, antes de salir a la puerta, le pidió a su amiga: “aunque me esté matando, no salgas y protegé a los nenes”. Eso porque está segura que el día que este sujeto logre ingresar a su vivienda, el mal será irreparable.

Por su parte, Natalia mantuvo una relación más corta pero no por eso menos violenta, ya que los golpes y las amenazas fueron parte constante del vínculo y se agudizaron cuando decidió la ruptura.

Ambas se conocieron en una ONG que aborda la problemática, y hoy tratan de canalizar sus miedos y definir su futuro sin correr peligro. Aseguran que a ambas les dijo, “cuando salga las mato”. Hoy temen por su vida

Como consecuencia del último ataque, el hombre se encuentra detenido y con varias denuncias en su contra, no sólo ellas dos, sino que entre las causas figura una tercera mujer. A pesar de ello, las versiones judiciales indican que el sujeto podría obtener su libertad en menos de un mes.

A partir de ese momento, tanto Natalia como María saben que su suerte dependerá del destino, y de este hombre que aseguró realizar lo peor. De todos modos reconocer tener un fuerte acompañamiento por parte de la coordinadora de Violencia de Género de la comuna, Daniel Goga, pero saben que la segunda instancia es la judicial.

Por último aclararon que decidieron exponer el caso como una forma de protegerse, ya que no han encontrado en la familia del acusado un entendimiento y hasta han denunciado amenazas por parte de la misma. Hoy pueden mostrar a simple vista las lesiones por los golpes, y esperan no tener que llegar a un extremo que ponga nuevamente en riesgo sus vidas.