Gino Altamirano, Valentín Leguizamón y Tiago Leguizamón, alumnos del Combat Club dirigido por el Sabonim Ariel Chamorro, visitaron los estudios de FM Berisso Ciudad, para hablar de la competición de Taekwondo World Championship Open ITFU, realizada en Buenos Aires. En ese marco, los jóvenes deportistas y su entrenador relataron la experiencia vivida en el torneo, que se desarrolló en el Club Argentinos Juniors.
“El campeonato superó todas las expectativas. Vinieron países que no imaginábamos por los costos y las distancias: Rusia, Ucrania, Jamaica, Uruguay, Brasil, Estados Unidos. Fue un torneo enorme, muy competitivo y tenerlo en Argentina fue una oportunidad única”, comentó Chamorro.
El Sabonim explicó que la preparación para el mundial demandó más de un año de trabajo intenso, con rutinas que combinaban entrenamiento físico, preparación psicológica y hábitos saludables. “Sabíamos que iban a tener que pelear entre seis y ocho rounds de dos minutos, casi como un combate profesional. Trabajamos durante más de un año con ese enfoque, con toda la escuela involucrada. Lograr tres campeones del mundo refleja la dedicación de cada alumno, de los chicos y del grupo”, expresó el instructor.
El entrenador, con más de 20 años de trayectoria, destacó que el logro va más allá del podio. “Más allá de las medallas, esto representa lo que el taekwondo genera: disciplina, compromiso y crecimiento personal. Muchos chicos hoy necesitan herramientas como el deporte para alejarse de situaciones difíciles. El taekwondo es una escuela de vida”, remarcó.
El más joven del grupo, Gino Altamirano vivió su primera experiencia mundialista. “Fue muy lindo competir con otros países. Desde chico practico taekwondo, empecé antes de los cuatro años porque me llevó mi papá y me encantó. No pienso dejarlo, es lo que más me gusta”, contó con entusiasmo.
En tal sentido, Chamorro agregó que preparar a un deportista tan joven implica un proceso integral. “No es solo físico, es también psicológico. Gino tiene una disciplina admirable. A veces los chicos luchan más en el entrenamiento que en el propio combate. Lo importante es forjar el carácter y enseñar que el esfuerzo tiene recompensa”, expuso.
Los hermanos Valentín y Tiago Leguizamón, también formados en el Combat Club, llegaron a la final de su categoría y se enfrentaron entre sí por el título mundial. “Fue muy emocionante. La primera vez que los llevé a un torneo también llegaron a la final los dos y decidieron pelear entre ellos. Ahora en el mundial se repitió la historia, pero con otro nivel y otra madurez. Pelearon con una rivalidad sana, con respeto y mucho compañerismo”, recordó entre risas Chamorro.
Valentín, emocionado por el logro, relató su vivencia. “Fui al mundial con la mentalidad de ser campeón. Sabía que podía no darse, pero quería vivir la experiencia. Cuando llegué a la final con mi hermano, fue lo mejor que podía pasar. No tuve tanta presión, disfruté mucho el momento”, precisó.
Por su parte, Tiago Leguizamón contó su experiencia en el torneo. “También fui con el objetivo de ganar, pero tranquilo. No me presiono, controlo la adrenalina. Cuando supe que iba a pelear con mi hermano, lo tomé como un entrenamiento más. Lo importante era disfrutarlo”, observó.
Ambos jóvenes destacaron el valor cultural y humano del evento. “Fue increíble conocer gente de tantos países, escuchar distintos idiomas, compartir con otros competidores. Todo fue muy lindo”, expresaron los gemelos.
Sobre el significado del taekwondo en sus vidas, Tiago reflexionó. “Para mí es un estilo de vida. Te enseña a controlar lo físico y lo mental. No se trata solo de pelear, sino de filosofía, respeto y autoconocimiento. Es algo que aplicás en la vida diaria”, indicó.
“El taekwondo me cambió la vida. Aprendí disciplina, constancia, a no rendirme. Antes no era tan perseverante, y este deporte me enseñó a luchar por mis objetivos”, agregó Valentín Leguizamón.
Por su parte, Gino Altamirano completó el sentimiento compartido por todos. “El taekwondo forma parte de mi vida. Me enseñó a ser disciplinado y perseverante. Mi sueño es llegar a pelear profesionalmente”, reveló.
Por último, el Sabonim Ariel Chamorro resumió el espíritu de su escuela y el sentido del logro. “El taekwondo no solo forma campeones, forma personas. Enseña valores, esfuerzo y respeto. Cada alumno que se levanta a entrenar, que se cuida, que mejora un poco cada día, ya es campeón. Ese es el verdadero premio”, concluyó.