Un tesoro escondido en un televisor

Encontró unos 20 mil dólares y los devolvió

La fortuna estaba oculta en la parte trasera de un viejo televisor. La encontró el técnico que lo reparaba y no dudó en dársela a su dueño, que no tenía idea sobre la existencia de ese dinero. Era de su abuelo, ya fallecido.
La fortuna estaba oculta en la parte trasera de un viejo televisor. La encontró el técnico que lo reparaba y no dudó en dársela a su dueño, que no tenía idea sobre la existencia de ese dinero. Era de su abuelo, ya fallecido.

BERISSO, Octubre 17.-(BerissoCiudad.com.ar) Como cualquier otro técnico que se precie de tal, Esteban Pereyra estaba acostumbrado a encontrar objetos dentro de los artefactos que repara. Cadenitas, restos de alimentos y hasta una rata muerta formaban parte de ese catálogo no inventariado que es bastante fácil de recordar; pero lo del sábado fue distinto. Astronómicamente distinto, para ser precisos.

 

Aquel bendito día este trabajador de 31 años llegó al local de Montevideo y 8 (Berisso) con el entusiasmo de siempre. Ahí lo esperaba un viejo televisor -fabricado en los 90- al que ya se le había pasado su cuarto de hora. Con toda la paciencia del mundo, le sacó la tapa trasera, la acomodó donde pudo y se puso a buscar -entre cables y plaquetas- la falla que le impedía funcionar.

 

Le demandó algún tiempito, es cierto. Pero lo pudo reparar. Nitidez y buen audio ¿qué más se le podía exigir?, así que se dispuso a ponerle la tapa y fue ahí cuando la sorpresa irrumpió.

 

¿Y esto? Se preguntó a sí mismo cuando vio ese sobre negro, que estaba lleno de polvillo -ése que se cuela por entre las ranuras del televisor- y cuidadosamente agarrado con dos precintos. La curiosidad fue tan grande que lo invitó a abrirlo. Y ahí sí, casi se cae de espaldas. Eran billetes, verdes y bien gorditos. “Unos 20 mil dólares”, a los que les podría haber dado cualquier utilidad: un auto, un viaje, un terrenito, etc. Pero como es honesto decidió devolverlos y así lo hizo. Lo curioso es que nadie los había perdido.

 

Entre nervioso y contento por la noticia que le daría, Esteban llamó al dueño del televisor, que le respondió sorprendido que no le hiciera bromas. “Es cierto -le dijo- venite para acá”, y ahí supieron de qué se trataba.

 

“Fue una alegría para todos. El hombre es un cliente mío de siempre, fue muy atento conmigo, todavía no se llevó el televisor. Pero igual, si hubiera sido un cliente desconocido, también le hubiera avisado”, dijo Esteban a Hoy.

 

El secreto de Fortunato

 

El televisor pertenece a Jorge, un trabajador de la construcción de 54 años, que había heredado el artefacto de su abuelo paterno Segundo Fortunato, fallecido hace tres años y medio. Nadie en la familia sabía el secreto del abuelo: ahorros prolijamente guardados y escondidos en la tele. Jorge había heredado el televisor y, sin saberlo, esa pequeña fortuna.

 

“Ese televisor estaba en desuso desde que falleció mi abuelo, incluso yo lo estaba por tirar, no tenía dinero para arreglarlo, pero me decidí y se lo llevé a este muchacho; y ahí fue la sorpresa. Cuando me llamó por teléfono y me dijo lo que había encontrado, pensé realmente que me estaba cargando, porque yo no tenía idea de la existencia de ese dinero. Ese momento fue de gran emoción, me abracé con Esteban y pensé que era una señal de mi abuelo, que había puesto a este chico en mi camino. Me parece que estoy en un sueño y no me quiero despertar”, expresó emocionado.

 

Un sueño, un regalo del cielo. El dinero llegó en el peor momento económico de Jorge desde sus 40 años de trabajo en el rubro. “Esta recesión me mató, me endeudé mucho, ya estaba en las últimas, estaba con el agua al cuello y Esteban me regaló esa plata, porque fue así. Fue como que Esteban vino a la puerta de mi casa y me dijo: esto es para vos”.

 

Jorge no puede reconstruir la historia de ese dinero, ya que la mayoría de sus familiares paternos ya fallecieron. “Rescato los valores del muchacho, porque hoy en día quién tiene el gesto que él tuvo. Yo vivía muy descreído de todo, pensaba que todo el mundo siempre te quiere pasar, hasta que me crucé con él, hasta que mi abuelo me ayudó en el momento que más lo necesitaba. La verdad que Esteban me cambió totalmente y me hizo pensar que hay gente que vale la pena”.

La recompensa

 

Esteban está casado, tiene dos hijos y es comerciante desde hace diez años, pero desde hace sólo uno tiene su comercio en el centro de Berisso. “Soy tercera generación de comerciantes, mi papá y mi tío abuelo se dedicaban a lo mismo, pero ésta es la primera vez que nos encontramos con una sorpresa así”.

 

A pesar de ser un laburante, Esteban (foto) asegura no esperar nada a cambio. “Creo que los principios cuentan, yo soy un laburante, todo lo hice trabajando. No tengo nada, ni siquiera casa porque vivo alquilando, pero todo se gana trabajando y la vida siempre te recompensa”.

 

Pero el dueño del televisor afirma que no aceptará un “no” de Esteban. “El fue quien me regaló el dinero, si me llega a decir que no acepta una recompensa, me haría muy mal, porque él me hizo ver las cosas de otra forma”. (Fuente: Diario Hoy)

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