En el marco de la visita del cáliz del Papa a Berisso

La revelación del Ahijado de Bergoglio: “Tras una vida dura, el padre Mario comenzó a sanar mi corazón”

Ezequiel Martínez junto a su esposa.
Ezequiel Martínez junto a su esposa.

BERISSO, Abril 25 (www.BerissoCiudad.com.ar) Tras el anuncio de que el viernes traerán a la Iglesia Santa Rosa de Berisso, el cáliz que el orfebre Juan Carlos Pallarols le realizó al Papa Francisco; Gerardo Tissone durante su programa La Noticia, habló con Ezequiel Martínez, ahijado de Jorge Bergoglio quien le relató cómo cambió su historia de vida luego de conocerlo.

“Será un evento histórico, tener el cáliz que va a usar el Papa para dar misa es un privilegio de Dios”, comenzó diciendo.

A continuación, pasó a contar cómo se convirtió en ahijado de Bergoglio: “lo conocí en una de las circunstancias más terribles de mi vida, en una situación espiritual, física y material destrozada. El 3 de junio de 2003 viajé con mi familia a Capital a pedir a la Casa Rosada ayuda para poder conseguir leche de soja, que uno de mis hijos necesitaba. Era muy cara y yo no tenía trabajo”.

“Ese día me metí a la Casa Rosada y me golpearon, pero las Madres de Plaza de Mayo me defendieron y cuando les conté por qué estaba allí, hicieron una vaquita entre todas y juntaron plata para comprar un tarro de leche y ellas mismas intercedieron en la Casa Rosada para hacer el trámite”, prosiguió.

“Esperamos media hora y cómo hacía mucho frío empezamos a caminar por la plaza, para volver a Berisso. Ahí me crucé con el cardenal, eran las 10 de la noche, me preguntó qué hacía tan tarde y con tanto frío en la calle, le conté y tomó mis datos”, continuó narrando Martínez.

Luego, comentó que volvió a la iglesia donde estaba viviendo en Berisso y “al día siguiente, temprano en la mañana me llamó y me convocó al Arzobispado. Me contó que había estado toda la noche rezando por mí y que el Espíritu Santo me había puesto en su camino”.

“Me pagó el alquiler de un departamento hasta diciembre, mientras tanto yo terminaba un curso de computación, y nos hablábamos por teléfono. En diciembre le llevé un certificado de que me había anotado en el secundario, porque me hizo prometerle que lo iba a terminar”, explicó.

“Así empezó a sanar mi corazón. Toda mi familia fue querida por él y el día en que terminé el secundario, me llamó y me dijo que había cumplido tanto con sus expectativas que me iba a regalar la casa”, expresó emocionado.

“Se me cayó el mundo encima. Venir de la plena miseria, de un hogar destruido, violento y ver lo que dios estaba haciendo por mí a través de ese hombre era algo que no podía creer. Lo único que podía hacer era abrasarlo”, evocó.

“Así, quedó la amistad que tenemos hasta hoy en día, cuando él nos llama, para nosotros es el padre Mario. Justamente ayer llamó a una hermana laica, amiga nuestra, que tiene 80 años, para ver cómo andaba. El padre Mario se ocupa mucho de ella porque hace un año tuvo un accidente y se quebró la cadera”, señaló.

El cáliz estuvo en la iglesia de ella, en La Plata, durante Pascuas, pero no se difundió la noticia para cuidarla tanto a ella como a las demás hermanas que son mujeres grandes, también”, contó Martínez y finalizó relatando muchas otras anécdotas con el fin de poner en evidencia el espíritu bondadoso de quien hoy es el líder de la Iglesia Católica mundial. (www.BerissoCiudad.com.ar)

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