Este domingo desde las 20.30, Gimnasia y Esgrima La Plata visitará a River Plate en el estadio Monumental por una nueva fecha de la Liga Profesional. El Lobo llega en un momento complejo, no sólo por su presente futbolístico sino también por la agitación institucional que atraviesa el club en las últimas semanas.
El equipo platense afrontará el desafío con la necesidad de sumar, en medio de un clima político convulsionado y con un horizonte electoral que ya empezó a definirse. Mientras el plantel se prepara para medirse ante uno de los rivales más poderosos del fútbol argentino, la vida interna del club sigue marcada por tensiones, discusiones y renuncias que van mucho más allá de los 90 minutos.
Gimnasia viene de una asamblea caliente ya que se aprobó el balance, pero no la memoria ni el presupuesto para el siguiente período. El encuentro terminó con incidentes y un fuerte malestar entre los socios, reflejando la crisis de conducción que atraviesa la institución.
A eso se sumó el anuncio de la actual comisión directiva, que confirmó que no buscará la reelección, dejando abierto un nuevo escenario político con varias listas en formación. Entre ellas ya se conoció un candidato que propuso medidas llamativas y generó revuelo en la comunidad tripera.
En ese contexto, los rumores, las internas y la incertidumbre sobre el futuro dirigencial se mezclan con la preocupación por la tabla anual. El clima dentro del club es tenso y cada resultado deportivo parece pesar el doble.
Desde lo futbolístico, el panorama no es mucho más liviano. Gimnasia viene alternando rendimientos y sigue necesitado de puntos para escapar de la zona baja. River, por su parte, llega con mayor tranquilidad, con un plantel más largo y una localía que suele marcar diferencias.
El historial reciente entre ambos también favorece ampliamente al Millonario. En el último cruce, en La Plata, fue goleada 3 a 0 para los de Núñez, que no tuvieron mayores dificultades para imponerse. El Lobo deberá mostrar una versión más sólida y concentrada para no repetir errores.
El desafío será doble: sostener el orden defensivo y aprovechar los espacios que River suele dejar cuando ataca con mucha gente. La intensidad y la concentración serán claves para no dejar que el local imponga su ritmo desde el inicio.
Para Gimnasia, no se trata solo de un partido más del campeonato. El equipo representa, hoy, una parte del descontento y las contradicciones que atraviesan al club. Un buen resultado en el Monumental podría significar algo más que tres puntos: sería un alivio en medio del caos, una pequeña tregua entre la crisis política y las urgencias futbolísticas.