Hace
más de un siglo que nació Juan Domingo Perón, el hombre que produjo una
revolución en lo político, social y económico más importante de la historia de
nuestro país. Son muchos los años que pasaron y sin embargo Perón está vigente
para el pensamiento nacional, para la independencia económica y para la
soberanía política.
Es
imprescindible entonces recordar que Perón para lograr esa transformación apoya su poder en la movilización del pueblo
argentino. Con este poder se dedica a realizar una obra de evolución y como
primer objetivo retomar el control de la economía nacional, cuyos principales
mecanismos estaban en manos británicas.
En
1943 nacionalizó el Banco Central, e impulsó la creación de los Bancos
estatales, provinciales y municipales, y creó el sistema nacional de seguros.
Sabiendo
el poder destructor del sistema financiero colonialista, definió una política
totalmente contraria a recibir préstamos externos, asegurando que se cortaría
la mano antes de firmar un empréstito, pagando todas las deudas que el Estado
argentino tenía con los acreedores de la banca internacional.
También
debilitó el poder de los grupos importadores del puerto de Buenos Aires,
vinculados a los intereses británicos, colocando a todas las importaciones bajo
el control del Estado, para lo cual creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción
del Intercambio), destinado a controlar el comercio exterior.
Las
empresas británicas tenían el control de todos los sistemas de transportes, la
provisión y distribución de fluido eléctrico, y de las empresas telefónicas.
Para
revertir esta situación, Perón reorganizó prácticamente toda la estructura productiva
y de servicios públicos.
Nacionalizó
los ferrocarriles británicos, programada con una red hábilmente diseñada para
extraer la riqueza del campo argentino y llevarla a Europa a través del puerto
de Buenos Aires, pero con trochas diferentes que impedían que se integraran las
diferentes regiones argentinas.
Entre muchas otras medidas, crea las Juntas Nacionales de Carnes y de Granos. Una de sus primeras leyes fue para poner en marcha un Estatuto del Peón de Campo, que dignificaba laboral y salarialmente este trabajo, al mismo tiempo que fomentó desde el Estado el desarrollo de una agroindustria.
El impulso para industrializar el país
incluye la creación de la industria pesada (altos hornos, impulsó a la
siderurgia y el crecimiento de la empresa petrolera estatal, YPF). También
impulsa la instalación de industrias automotrices y de autopartes, produciendo
dos vehículos íntegramente diseñados en Argentina, impulsa el desarrollo de
astilleros navales para apoyar la recién creada flota marítima del Estado.
A
estas políticas se suma un permanente crecimiento de la infraestructura
productiva del país, mediante el apoyo permanente a las pequeñas y medianas
empresas y el estricto control desde el Estado a la competencia desleal
generada por las grandes empresas monopólicas. Al mismo tiempo que se generaba
esta gigantesca revolución productiva, se producía un incremento del consumo
interno gracias a la nueva distribución de la renta nacional, que llevó a los
bolsillos de la clase trabajadora el 50 por ciento del Producto Bruto
Nacional.
El
pleno empleo, la institución del aguinaldo y el doble aguinaldo, las vacaciones
pagas y obligatorias, la jornada de ocho horas, la financiación estatal de las
viviendas populares a través del Banco Hipotecario, que se hicieron accesibles
gracias a los salarios dignos y a las prioridades de consumo que auspiciaba el
gobierno.
El
sistema de salud pública impulsado por el Dr. Ramón Carrillo, creó un salto
cualitativo en las condiciones sanitarias para todas las clases sociales en el
país. Los derechos a la ancianidad y a la infancia garantizaron ancianos
protegidos económicamente por un sistema de jubilaciones y pensiones estatales,
niños con derechos a la educación, alimentación, cuidado y participación
social.
Perón
organizó y auspició el fortalecimiento de los sindicatos y la creación de una
fuerte central única de trabajadores, la Confederación General del Trabajo que
les daba un poder de negociación real al movimiento obrero organizado ante la
voracidad capitalista.
El
modelo político de Perón, ni socialista, ni liberal, (que se expresaba en el
campo internacional como Tercera Posición) se basó en un nuevo concepto de
organización política: La creación de una Comunidad Organizada que funcionara
armoniosamente, sustentada fundamentalmente en el poder de las Organizaciones
Libres del Pueblo.
Desarrolló
el Movimiento Peronista con la columna vertebral que eran los trabajadores y el
Partido Peronista era solamente un instrumento electoral, dentro del movimiento
estaba el Partido Peronista Femenino de enorme vigor, que logró Junto a la
compañera Evita y por primera vez en la historia argentina se les otorgó a las
mujeres iguales derechos cívicos que los hombres.
En
estos tiempos que parecería que estamos en campaña permanente por lo tanto no
se proyectan ni se discuten políticas de estado, menos aún planificar un futuro
a conciencia generando leyes que nos permitan garantizar los recursos naturales
como bienes del Estado Argentino. Deberíamos al menos leer a Perón.
Unidad Básica Arturo Jauretche