La vocación que humaniza

Ángel Rivero: "Lo fundamental es privilegiar la empatía"

Médico clínico en la primera línea de batalla.
Médico clínico en la primera línea de batalla.

En medio de la pandemia, la primera trinchera a cargo de médicos y profesionales de la salud es sin dudas el elemento crucial dentro de nuestra sociedad. Desde el primer día este grupo humano no dudó ni un segundo en asistir y colaborar con los pacientes, poniendo el pecho y entregando su vida a una vocación digna de ser reconocida.

Es por ello que hoy les acercamos la historia de Ángel Rivero, médico clínico que presta sus servicios en la Clínica Mosconi y que, durante ésta última etapa, se puso a disposición para acompañar a los vecinos, no sólo desde el lado de la salud, sino también desde lo humano.

En entrevista con BerissoCiudad, Rivero explicó que en los últimos meses se modificó mucho el sistema de trabajo debido #a los cuidados que uno tiene que tomar desde que sale de su casa hasta que vuelve, para evitar que se siga propagando el virus del COVID-19”.

Esto, trajo aparejado “muchas complicaciones a nivel emocional, cargas de angustia, incertidumbre y tensión que vemos reflejado en los pacientes y familiares”.

Dicha circunstancia, expresó, “nos moviliza a querer dar una mano, poniéndonos en el lugar del que peor la pasa, porque no se sabe ni cómo ni cuándo se va terminar”.

Impulsado por un fuerte arraigo con el barrio Nueva York, donde se crió y vive en la actualidad, buscó la forma de integrarse a la tarea que llevan a cabo los referentes del Comedor “Nueva York”, a través de controles médicos como la saturación de oxígeno y la toma de temperatura a quienes van a buscar la comida, para efectuar un rastreo y testeo de probable infección.

Pero más allá de los posibles controles, “lo fundamental es privilegiar la empatía” porque “en ese lugar uno puede sentir a través de la mirada de las personas, de su aspecto, postura, y experimentar las sensaciones que están viviendo en esta situación particular. No es fácil llegar al punto de tener que ir a buscar una vianda, y lo que vemos es decepción, desánimo, tristeza”.

“El otro día estaban por servir la comida y justo entró Beto Rodríguez junto a otros chicos que venían de la cocina, y la gente de manera espontánea se puso a aplaudir. Un aplauso que nos hizo vibrar”, comentó emocionado a modo de anécdota.

“Si bien a uno no le gusta que se esté viviendo de esta manera, trata de estar al lado de las familias para que sepan que estamos y los acompañamos en este difícil momento. Todos, desde su lugar la estamos padeciendo, pero hay gente que la está pasando peor”, concluyó, invitando a todos a vivir este proceso desde un lugar de compañerismo y compromiso con los otros.

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