BERISSO, Abril 30.-(BerissCiudad.com.ar) Hace pocas semanas, con temperaturas de 30 grados, saliendo recién a media mañana y con aguas planchadas y muy turbias, habíamos hecho un aceptable arranque de temporada en Berisso. Nos dijimos por aquel entonces: si esto está así ahora, con un poco de frío y aguas claras la temporada va a explotar. Y no nos equivocamos: con un poquito, apenas un poquito de frío, el pejerrey grande dijo "presente" en la zona.
Y lo mejor es que ni siquiera hay que ir pasando la famosa boya Hillstone para cobrar grandes piezas. En el cercano Palo Blanco, a penas a unos 3.000 metros de los famosos malecones, ya estamos en zona de fuego para dar con el Gran Berisso.
El pique, muy cerca
Esta pesca hecha el pasado sábado por Oscar Creo y sus clientes a bordo de la Morena (un trucker de 6,40 de muy buena navegabilidad y comodidad de abordo), cerró con muy buenas piezas entre los consabidos pejes medianos que son la norma por esta época.
Partieron a las 8.30 de Marina del Sur, guardería de la que parten todos los guía de la zona, y tras dar el correspondiente rol en Prefectura Río Santiago navegaron entre los malecones hasta el fin de los mismos, en el Km 7,700. De allí, aprovechando el viento noreste, viraron a la derecha y navegaron 20 minutos hasta soltar las dos anclas de capa y armar la calle de ceba a unos 3.000 metros de la costa, en zona del Palo Blanco.
Fueron cinco equipos al agua con varios colores distintos de boyas y... a esperar. El primer pique fue alentador. Un aficionado, de nombre Gustavo, metió una flecha de 38 cm. Festejos, fotos y nuevamente a encarnar dos mojarras cabeza para abajo en anzuelos 1/0 de Mustad. El segundo ejemplar capturado estuvo a cargo de Raúl, otro cliente del guía, quien mejoró el pejerrey anterior con un combativo matunguito de 45 cm. Nada mal para pescar a 3.000 metros de la costa.
Luego se fueron sucediendo pejes medianos, matizando con algunos patíes grandes que hacían olvidar la pureza del lenguaje por las galletas que ocasionaban. Pero lo mejor estaba por llegar.
Hora de matungos
El noreste soplaba con intensidad moderada y pese a la deriva lenta de las dos anclas de capa, una hora después el grupo estaba llegando a sólo 500 metros de la costa. A punto de levantar las anclas para reiniciar el gareteo, Manuel, que venía medio virgen de piques, ve una corrida en su boya puntera y acertó con la clavada. ¡Explotó el agua! Y el peje asomó la cola afuera, símbolo de un bicho de gran tamaño. En estos casos, cuesta que el novato mantenga la tensión en la línea sin apurar la recogida por demás, hecho que puede hacerle perder la pieza. Pero por suerte Manuel lo supo manejar con maestría, ganando metro a metro sin desesperarse, mientras sus compañeros recogían velozmente para dejarle cancha libre al del matungo. Finalmente, se acercó a la lancha y el guía lo copeó por detrás (nunca hay que copear a los pejes por delante porque el anzuelo puede engancharse en el copo y darle a la pieza un punto de apoyo para sacudirse, abriendo un ojal en su carne para desprenderse del anzuelo).
El grupo estaba maravillado ante semejante ejemplar: 53 cm y 1,200 Kg. de peso. Nada mal para un abril de temperaturas templadas y aguas turbias. Pero el grupo no festejó demasiado porque todos los demás querían su premio y sin dar tiempo a levantar las anclas tiraron nuevamente. Y lo bien que hicieron: otro aficionado repite la escena de Manuel y mete un segundo matungo, esta vez de 49 cm y 900 gramos.
Entonados con esas dos capturas, el guía decide levantar las anclas y repetir el garete, alejándose de la costa unos 200 metros para hacer otra pasada por la misma zona rendidora. Bastó parar para comenzar la pesca, síntoma de que el peje se hallaba acardumado en la franja costera de los 3.000 metros. Las mejores boyas fueron las chupetonas color verde limón y otras similares a las que llamamos españolas, por su rojo combinado con amarillo.
Continuaron las capturas de pejerreyes de 35 a 45 cm, en una pesca muy entretenida, aunque no volvieron a repetirse los gigantes. A las 16, satisfechos con una buena pesca que tuvo de todo, el grupo decidió regresar, contentos de haber disfrutado de un buen día, sin mareos, viendo la costa en todo momento (algo que tranquiliza más al cliente, a diferencia de la pesca en la Hillstone donde no hay orillas) y con una cosecha de 60 ejemplares en total.
En conclusión: a Berisso todavía le falta encontrar su justa medida, puesto que el otoño se resiste a entregar algunas heladas que decanten el barro en suspensión y el peje está entrando en forma despareja. Pero el mediano está firme y abunda, y ya empezaron a verse los grandes que justifican una salida de embarcados de esta característica. La proximidad a la costa de estas piezas que solemos pescar a mas de 20 Km. es desconcertante, pero felizmente una realidad que está al alcance de la mano para muchos por estos días. Por eso, vaya y aproveche que Berisso, en zona de Palo Blanco, está dando premio.
Servicios: Oscar Creo y Oscar Creo (h) cuentan con dos lanchas trucker de 6,40 mts, muy cómodas para navegar y pescar, equipadas con todos los elementos de seguridad. Los guías han hecho los cursos de seguridad correspondientes exigidos por Prefectura y en sus excursiones proveen carnada viva o salada. Tel. para reservas: (0221) 4644973 y (0221) 154180559. Más información en la web www.pescaoscarenberisso.com (Fuente: Quilmes Presente)