En la antesala de una nueva edición de la Fiesta del Vino de la Costa, Sebastián Casali, secretario de la Cooperativa del Vino de la Costa, dialogó con FM Berisso Ciudad para compartir los detalles de un evento que ya forma parte del ADN cultural berissense. En medio de un contexto económico complejo, Casali destacó el valor colectivo de la fiesta, la historia de lucha del vino local y el sueño de ver a la producción vitivinícola de la ciudad crecer nuevamente.
“La fiesta la hace la gente. Se hace desde hace 22 años con gobiernos de todos los colores. Y este año, pese a las dificultades económicas, también se va a hacer. Tenemos el acompañamiento del municipio y de las facultades de la Universidad Nacional de La Plata que integran la organización del evento, como Trabajo Social, Agronomía y Exactas”, puntualizó.
Según explicó, el armado de esta edición se vio afectado por la falta de recursos, lo que limitó la capacidad de decisión de la cooperativa en algunos aspectos. Sin embargo, la expectativa es alta. “Esperamos que venga mucha gente. Es una fiesta que no solo celebra el vino, sino que da trabajo a muchas organizaciones: la Escuela Agraria, la Escuela de Arte, otras escuelas y cooperadoras que aprovechan para juntar fondos”, dijo.
Casali, productor y nieto de viñateros, comenzó a elaborar vino en plena pandemia y hoy es uno de los pocos nuevos productores que se sumaron en los últimos años. “Eso es algo que tenemos que trabajar, el cómo incentivar a que haya nuevos productores. La cepa nuestra, la Isabella, está en un momento muy lindo para ser redescubierta”, explicó.
“El vino de la costa tiene una historia singular, fue fuertemente castigado por políticas que favorecieron la vitivinicultura cuyana, al punto de prohibirse su producción en Buenos Aires. Su renacimiento llegó en 2003, cuando pequeños productores, con el impulso de la Facultad de Agronomía, fundaron la Cooperativa de la Costa. Hoy estamos escribiendo la nueva historia del vino de la costa. Y mi idea siempre fue ponerlo allá arriba. Porque el vino no es solo bebida, es cultura, es identidad, es alimento. Es parte de lo que somos en Berisso”, sostuvo Casali.
Consultado sobre la evolución del vino local, el productor subrayó los avances técnicos logrados gracias a la formación, los intercambios y el acceso a nuevas tecnologías. “La cooperativa ha crecido muchísimo. Es una institución modelo en lo cooperativo y un faro enológico, pese al contexto. Nosotros seguimos invirtiendo, mejorando procesos, y aprendiendo constantemente”, expresó.
Apasionado por el vino blanco, Sebastián Casali se entusiasma con cada vendimia. “Me encanta hacer blancos con nuestra uva Niágara. Pero más que especialidades, lo que tengo es la necesidad de seguir aprendiendo todo el tiempo. Dejar a Berisso en lo más alto”, indicó.
También reflexionó sobre el momento actual del vino de la costa. “Para mí es un resurgir. A pesar de que baja el consumo, hay un interés creciente en vinos más naturales, de bajo alcohol, más honestos y eso somos nosotros. Vino sano, hecho en viñedos que tienen más de 80 años y que se riegan con el agua del río. Es parte de nuestra historia viva”, enfatizó.
Por último, el productor viñatero expuso que el vino de Berisso empieza a ganar lugar fuera de las fronteras del distrito. “A la gente le gusta, se sorprende. Estuve en Villa Ventana, en restaurantes de la provincia y se asombran de que haya vino en Berisso. Muchos ni sabían que había viñedos acá. Por eso la importancia de comunicarlo bien, de vestir bien las botellas, de contar la historia. Porque si no se cuenta, se pierde. El vino de la costa tiene mucho futuro”, concluyó.