Centro de Fomento y Cultural El Carmen

Vecinos de Berisso montan su propia "Luna de Avellaneda"

La película los inspiró para reflotar un histórico club de barrio. Pidieron ayuda a la UNLP y se largaron a soñar
La película los inspiró para reflotar un histórico club de barrio. Pidieron ayuda a la UNLP y se largaron a soñar

BERISSO, Agosto 28.-(BerissoCiudad.com.ar) Luna de Avellaneda, última escena. Pocos días después de que una asamblea de socios decidiera vender el club del barrio acuciado por la crisis, Román (Ricardo Darín) le pregunta a Amadeo (Eduardo Blanco): "¿Cómo hacemos para fundar un nuevo club?". "Y... Habrá que averiguarlo", le responde su amigo.

 

Tras confiar que la película de Juan José Campanella lo marcó a fuego, el médico Pedro Robilotta (71), quien hace 3 meses asumió la presidencia del Centro de Fomento y Cultural El Carmen, también se puso a averiguar cómo convertir a la entidad en un lugar moderno y pujante que atraiga a los vecinos y "saque de las calles a los adolescentes". Junto a su amigo y vicepresidente, el ingeniero Roberto Grunfeld (75) y a varios integrantes de la institución, halló la respuesta. "Desde que la Universidad empezó a salir a la calle, hace 2 o 3 años, se abrió un abanico de oportunidades que no nos podemos dar el lujo de desaprovechar", explicó, a horas de firmar un convenio con la UNLP que -esperan- provocará el desembarco en el club de 96 y 127 de múltiples actividades de docencia y extensión.

 

El acuerdo permitirá que el Centro de Fomento -"el club", como lo llaman sin rodeos los vecinos- cuente con "un consultorio odontológico, uno jurídico, clases de computación y de oficios, apoyo escolar y a la parte deportiva", enumera Roberto y hace una pausa, como si dejara actividades en el tintero. Pedro toma la palabra y remarca que "no podemos seguir mirando hacia atrás. Debemos mantener lo que está, pero a la vez recrear la institución con otro punto de vista. Vivimos en el siglo XXI", enfatiza para entrar en un terreno que lo desvela: "Hay que acercar la ciencia y la tecnología a los niños y jóvenes".

 

Cuando el proyecto se presentó en sociedad, invitaron a todas las escuelas del barrio y aledaños. Estaban las primarias 14 y 25, las secundarias 3 y 17, la especial 502 "Carlos Cajade", el jardín de infantes 903 -entre otras-, además de los centros de salud 35 y 42 y la Comisaría 3ra.

 

Olga Calveyra cuenta que "la gente preguntaba '¿Qué van a hacer? ¿Va a venir la Universidad al club?'. Y los chicos, a medida que escuchaban las propuestas, abrían los ojos impresionados. Se sentían importantes".

 

Cuando Pedro habla de mantener lo que hay se refiere al fútbol infantil, al básquet infantil, a la escuela de patín, al handball y al tae kwon do y al taller de carpintería. Pero había que tomar otro camino para jerarquizar al club de sus amores, que hoy cuenta con un centenar de socios -menos de la mitad que en la época de oro (ver aparte)- y una cuota para el núcleo familiar de 2 pesos. "Y así y todo, cuesta. Le pasa lo mismo a casi todas las instituciones", asegura.

 

Emilio Madrid saca un cálculo. "De 25 años a esta parte se perdió el espíritu de colaboración. Es que la gente tuvo que salir a trabajar muchas horas para vivir al día -comprende-. Hasta que llegó un momento en que no se podía cobrar la cuota".

 

"SALIO DE LAS AULAS"

 

Roberto y Pedro fueron compañeros en el Colegio Nacional, y luego siguieron unidos a la casa de altos estudios por sus carreras. Se autodefinen "fanáticos" de la Universidad. "Una vez que todos tomamos conciencia de la situación, que era evidente, nos pusimos a pensar y repensar. Y ahora, nuestra casa (por la UNLP) nos da esta posibilidad maravillosa", dicen y les nace una sonrisa natural.

 

"Estaba en las aulas (la Universidad), pero se ha dado cuenta de la importancia de relacionarse con la comunidad", apunta el ingeniero Grunfeld.

 

Rufino Rodríguez recuerda que "allá por el '65, '66, gracias a los bailes multitudinarios que se organizaban, pudimos poner el (enorme) tinglado detrás del club. Hasta entonces las instalaciones eran muy precarias. Y semejante obra, en esa época, llamó mucho la atención", recuerda, como anticipando que ahora, de otra forma, el Centro de Fomento puede volver a impresionar.

 

"La Universidad es enorme. Nos ofrecieron las 17 facultades, de manera que los objetivos son amplios. Uno de ellos es que los chicos de 15, 16 años, vean aquí a los alumnos como un ejemplo a seguir. La 'empresa' está en marcha", remata el doctor Robilotta. A su lado, Luis Hansen, miembro y amante del club, asiente.

 

2 PESOS

 

El Centro de Fomento El Carmen cuenta con unos cien socios y tiene una cuota familiar de 2 pesos que "cuesta cobrar".(Fuente: EL DIA)

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