Aquel sábado de abril cuando llegaron a la Plaza eran apenas un puñadito , se fueron conociendo en el calvario de recorrer comisarías, cuarteles, iglesias, preguntando por sus hijos, sin obtener repuestas, soportando a veces comentarios crueles y dolorosos sobre ellas mismas o del destino de sus seres queridos, ansiosas en aquel primer encuentro, comenzaron las preguntas entre ellas, ¿cómo fue ¿dónde ¿quiénes? Resolvieron encontrarse al otro viernes en el mismo lugar, el viernes ya eran más y la cita fue para el jueves posterior, el jueves fue el día en que un policía se les acercó para decirles que allí no podían estar y que tenían que marchar, y ellas comenzaron a marchar enrededor de la pirámide de plaza de Mayo, el otro jueves mientras marchaban la policía pidió documentos a dos, y todas , ya eran como trescientas, sin haberse puesto de acuerdo entregaron sus documentos, los policías no sabían qué hacer con tres cientos documentos, hubo un jueves en que detuvieron a cuatro, y todas pidieron ser detenidas, intentaron meterse en los patrulleros por la fuerza y las que no entraron fueron a la comisaría a pedir ser detenidas, “las madres tenemos que estar juntas”, decían, allí las empezaron a llamar locas, cada vez eran más, y el dolor y el tesón para buscar a sus hijos crecían juntos, sin límites.
Decidieron participar en la marcha que todos los años se realiza a Luján, se preguntaron cómo se reconocerían, pues no todas iban a iniciar el camino en el mismo lugar, una sugirió ponerse un pañuelo del mismo color en la cabeza, entre todas resolvieron que lo mejor era usar un pañal de sus hijos para identificarse , ese pañal fue luego el pañuelo blanco, el puro y glorioso pañuelo blanco símbolo de la resistencia al proceso cívico militar más sangriento que hayamos conocido los argentinos , ese pañuelo hoy se mantiene más blanco y puro que nunca
Después vinieron durísimos años de lucha, en los cuales varias de ellas sufrieron como sus hijos el secuestro, la tortura y la muerte. Azucena Villaflor madre fundadora fue secuestrada, torturada y arrojada desde un avión a las aguas del Rio de la plata, nada las detuvo, y lo que el proceso quería ocultar empezaba a conocerse en otra partes del mundo gracias a su lucha.
Con la llegada de la democracia, renovaron su fe de encontrar a sus hijos, pero duró poco, el fiscal Strassera no les permitió usar el pañuelo blanco en el juicio a las juntas militares.
Después de dos reuniones, Alfonsín no volvió a atenderlas, comenzaron las exhumaciones de cuerpos sepultados como NN y el Congreso aprobó una ley de resarcimiento económico por sus hijos, el mensaje era claro: “sus hijos están muertos cobren este dinero y olvidemos todo”.
La mayoría no aceptó ni las exhumaciones ni el dinero, “si están muertos queremos saber quien los asesino”, y no aceptamos dinero por sus vidas, sería como matarlos otra vez, exigimos juicio y castigo a TODOS los culpables”.
Varios políticos comenzaron a molestarse, claro, con ellas no se podía “arreglar” nada.
Las leyes de “obediencia debida” y “punto final”, fueron un durísimo mazazo, con estas leyes, un gobierno votado democráticamente, dejaba en libertad a más de 500 asesinos, torturadores y ladrones de criaturas.
Luego los indultos, hicieron que pensaran que poco y nada había cambiado en la justicia del país, pero no retrocedieron un solo paso, renovaron sus denuncias incorporando en ellas a los políticos que les habían mentido.
Vinieron otros tiempos en los cuales se las reconoció, porque sin su corajuda lucha la democracia hubiera sido imposible de alcanzar, pudieron ver que los asesinos de sus hijos tenían que responder ante la justicia por sus crímenes; paralelamente en los medios serviles del poder económico, comenzaron a desacreditarlas, sabiendo que con eso atacan al gobierno democrático que las había reconocido y homenajeado como nadie antes lo había hecho.
El Diego ante un estadio colmado y millones que lo seguían por televisión dejo una frase descomunal “yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”. Es probable, por ahora solamente probable, que alguien se haya equivocado, pero no por eso se ha de manchar el heroico pañuelo blanco, símbolo de las Madres de Plaza de Mayo y de su lucha, espejo en el cual tenemos que mirarnos a diario, para renovar cotidianamente la militancia por una sociedad justa y solidaria.
Darío González
DNI 8.108.663