Les daba comida y un billete de dos pesos

Treinta años a un fotógrafo por violar y filmar a niñas por plata

El acusado tiene 36 años. Trabajaba en fiestas infantiles. El tribunal dijo que se aprovechó de la condición económica de las víctimas. En su casa de Berisso, previo a los ultrajes, les daba golosinas y les hacía fumar cigarrillos de marihuana.</tit
El acusado tiene 36 años. Trabajaba en fiestas infantiles. El tribunal dijo que se aprovechó de la condición económica de las víctimas. En su casa de Berisso, previo a los ultrajes, les daba golosinas y les hacía fumar cigarrillos de marihuana.

BERISSO, Junio 05.-(BerissoCiudad.com.ar) El Tribunal Oral Criminal III de La Plata condenó este jueves a la pena de 30 años de prisión a Juan Marcelo Serrano (36), un fotógrafo de fiestas infantiles y de quince, por abusar sexualmente de al menos tres niñas de entre 10 y 11 años, a las que llevó a su casa de Berisso, les dio de comer, les regaló golosinas, las dejó jugar en la computadora, las obligó a desnudarse y las sometió a toda clase de tocamientos y vejámenes, mientras las filmaba y les sacaba fotos. Luego las obligó a que no dijeran nada bajo amenaza de muerte y les dio dos pesos a cada una.

 

El fallo fue dictado ayer por los jueces del TOC III Elva Demaría Massey, Omar Pepe y Ernesto Domenech, por la secretaría de Sandra Tessari, dando por acreditado que Serrano “se aprovechaba de las carencias económicas de las niñas”.

 

La sentencia indicó que “en el mes de marzo de 2006, una nena de diez años se encontraba en una plaza de Berisso al resguardo de la lluvia. El imputado, que vivía enfrente, se presentó como su tío, le comentó que la conocía, que de pequeña le había cambiado los pañales y la invitó a su casa”.

 

“La nena entró. El sujeto le secó la ropa en una estufa y le dio la merienda. La pequeña comenzó a ir más seguido a la casa, en la calle 18 entre 156 y 156, norte de Berisso. El “tío” le convidaba golosinas, gaseosas, helados, yogures, cigarrillos y le permitía jugar con la computadora que tenía en la pieza”, indicó el fallo.

 

En una ocasión, “dentro de la habitación, el imputado obligó a la pequeña a sacarse toda la ropa, la puso sobre la cama y la tomó fuerte del brazo y la agarró de los pelos. El también se desnudó. Le metió los dedos en la vagina. Le pasó el pene e intentó penetrarla. El tremendo dolor lo impidió. Lo intentó por vía anal y por la boca, hasta eyacular en su pecho. La obligó a que se bañara y le exigió que no dijera nada porque si lo contaba “la iba a violar peor”. Le dio dos pesos y le ordenó que le llevara otras nenas”, precisó la sentencia.

 

Días después, la nena volvió con dos amigas, cada una de 11 años. El imputado, igual que con la primera niña, repitió cada uno de sus actos hasta someterlas sexualmente. Antes de que se retiraran, les dijo que “no contaran nada porque sino mataría a sus madres y hermanos”.

 

Esos ultrajes se repitieron otras veces. Siempre, “el acusado colocó una filmadora junto a la cama y grabó los vejámenes mientras les exhibía videos de contenido sexual y otros en los que el mismo imputado protagonizaba con otras niñas”, detalló el Tribunal en su dictamen.

 

En sus testimonios, las nenas contaron que el imputado las obligaba a que se maquillaran y a que se tocaran entre ellas mientras él las filmaba y les sacaba fotos. También a que se disfrazaran con distinta ropa. En el debate se señaló que esos cigarrillos que les daba el imputado y que tanto las mareaba eran porros de marihuana.

 

Al computar los agravantes, el Tribunal III destacó “las edades de las nenas, el sitio de los abusos donde el imputado ejercía el control, el aprovechamiento de la situación socioeconómica de las niñas, y haberles suministrado cigarrillos, incentivando a las pequeñas a una conducta adictiva”.

 

Un perverso de la imagen

 

Edición digital con música sacra

 

En su voto, el juez Ernesto Domenech dijo que “los videos secuestrados en el portafolio del acusado y en su vivienda poseen un alto valor probatorio: allí se ve el proceso de seducción, como las niñas al principio están temerosas y luego el imputado las va convenciendo, siempre pensando en que debían ser tomadas bien por la cámara, simulando juegos y obligándolas a que se tocaran entre ellas, con exhibiciones y acciones sexuales explícitas”.

 

“Las filmaciones muestran a un adulto atento al rodaje mismo, al encuadre y por la exhibición propia y de las niñas, todos actos vinculados al ‘uso’ de las menores”, enfatizó el magistrado. En uno de los registros se ve al imputado con una nena “que juega a ser mayor, y que ella le pregunta “¿Qué pensás?”. Y el acusado le responde “Yo no pienso. Actúo”. Para Domenech, estos videos “dan cuenta del proceder de este adulto que primero filma y luego retrabaja las escenas, las digitaliza y las edita con sonidos de música sacra, obturando los diálogos con las niñas”.(Fuente: Diario HOY)

 

 

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