ENSENADA, Septiembre 16 (www.EnsenadaCiudad.com.ar) El 16 de septiembre del año 1955 se produjo uno de los hechos más repudiables de la historia argentina ya que estalló en Córdoba el golpe cívico-militar contra el presidente democrático Juan Domingo Perón, que daría inicio a la Revolución Libertadora.
Los golpistas, apoyados por comandos civiles, sectores de la iglesia católica, la oligarquía argentina, estudiantes universitarios, algunos medios de comunicación y un puñado de partidos políticos no solo ocuparon cuarteles sino que también amenazaron con bombardear las destilerías de La Plata y Mar del Plata. El General, para que no se derrame más sangre, terminó dejando la presidencia en manos de los militares, que dieron rienda suelta a todo tipo de atropellos contra las instituciones y el pueblo peronista.
Oscar “Cacho” García, peronista histórico de ATE Ensenada expresó que “era chico, pero recuerdo que con mi familia lo vivimos con mucha preocupación ya que estaban derrocando a un presidente querido por los humildes y elegido por el pueblo en elecciones”.
“El golpe de Estado se venía anunciando, es más, varias veces íbamos corriendo al almacén a comprar productos de primera necesidad ya que pensábamos que se venían los militares e iban a escasear los alimentos. Este golpe de Estado, por la brutalidad que tuvo en la etapa previa (los bombardeos a la plaza en junio) y posterior (proscripción del peronismo, quema de fotos, fusilamientos) generó miedo en parte de la sociedad”, añadió.
Por otra parte, García también comentó sobre las causas del golpe del 55 “el golpe se fue generando durante años, ya que los sectores de la oligarquía, los medios de prensa gráficos, los sectores de la iglesia más radicalizados y partidos políticos antiperonistas no soportaban las conquistas sociales de Perón. Lo que más me sorprendió fue la actuación de los partidos de izquierda, que alguna vez se pusieron del lado del embajador de EEUU Spruille Braden y luego de la mal llamada Revolución Libertadora, dejando de lado los intereses de la gente que ellos expresaban representar, que eran los obreros y los más necesitados. Es más, Alfredo Palacios, líder socialista a quien Perón ayudo a que retorne de Uruguay, fue embajador en República Oriental del Uruguay y el comunista Américo Ghioldi también fue funcionario. Estas contradicciones explicaron porque la izquierda, compuesta por gente de clase media y en aquella época por sectores de la burguesía, no fue interpretada y apoyada por los trabajadores”.
Para finalizar, el histórico dirigente gremial manifestó que “si la intención fue terminar con el peronismo, el efecto fue el inverso. Los pibes, íbamos a la escuela 5 de La Plata silbando la marcha peronista. El germen del peronismo ya se había instalado en nuestro corazón y ninguna Revolución de militares u oligarcas pudo quitarnos el amor por Perón y Evita”. (www.EnsenadaCiudad.com.ar)